D. Miguel era un sabio en filosofía escolástica. Acudir a una de sus clases era como asistir a un orgasmo celestial cuando nos explicaba y ensalzaba las virtudes de San Agustín y de Santo Tomás de Aquino. Yo siempre tuve a Santo Tomás por un gordo infecto, que además de plagiar la filosofía de Aristóteles -el Gran Aristóteles- nos contaminó la Teología de una forma impresionante para siempre. Desde Santo Tomás, todo en Teología se explicaba desde su óptica y la Divina Providencia no tenía otra solución que acudir a los términos Tomistas para poder manifestarse. No me ocurrió lo mismo con San Agustín, al que siempre tuve un gran afecto personal, ya que después de toda una vida de excesos, vicios y corrupciones -sexuales incluidas (¡quién hubiera podido participar en una Orgía con él, que debió de ser guapísimo!)- parece que descubrió el cristianismo como solución a su hastío personal tras una vida de excesos fruto de la cual tuvo un hijo al que llamó -¡el muy capullo!- Adeodato -O sea, "dado por Dios"-. Y entonces fué cuando decidió interpretarlo todo desde una óptica Platónica que más tarde desmontaría Santo Tomás y sus infinitas grasas.
Pues bien, D. Miguel disfrutaba con estos dos personajes y nos hacía disfrutar a sus discípulos explicándonos desde los presocráticos hasta los malditos filósofos del siglo XX a los cuales D. Miguel odiaba por no ser Tomistas y porque dios no hablaba por sus bocas... Según él, la filosofía se terminaba con Dercartes -otro de mis amores- y con Kant, cuyas categorías nos explicaba con ardua dificultad por su alejamiento de la época clásica. Era entonces cuando empezaba toda una serie de elementos de los cuales la humanidad bien podría haber prescindido, hasta llegar a Hegel y su idealismo de "Tesis, antítesis y síntesis" que malamente nos argumentaba y que decía él, nos trajo los males del Comunismo y con él el Opio del Pueblo, el odio a la religión y el inicio de un idealismo económico que como bien pudo comprobarse, se desmoronó por su propio peso.
A mí me encantaba ver sufrir a D. Miguel aquellos programas del Ministerio de Educación en cuanto a filosofía se trataba, porque ya en el tercer trimestre y teniendo que explicar semejantes esperpentos -según él-, le caía una gota fría y deambulaba por los pasillos del internado llamándonos a todos "Genízaros" entre el nerviosismo de tener que enfrentarse con Marx y todos su Opios. Y claro, Marx quería que todos fuéramos comunistas, lo cual a esas edades era más que atrayente y suponía todo un "modus vivendi" que también yo estaba por la labor de imitar.
"Zoqueta" -que así le apodan en el pueblo- tuvo una infancia de pan y cebolla. Mientras que D. Miguel estudiaba y se formaba en la Universidad de Salamanca, Zoqueta las pasaba canutas en los campos de la localidad. Mientras que D. Miguel se formaba en el más ilustre de los Tomismos y aprendía a repudiar -incluso odiar- a Marx y sus secuaces, Zoqueta se cagaba en todos los terratenientes del pueblo que entre maltratos y malos modos le mal-pagaban por trabajar sus campos. Y mientras que D. Miguel ansiaba la llegada del Cristo redentor que exterminara a todos los comunistas de la faz de la tierra -día final-, "Zoqueta" ansiaba también la llegada de otro Cristo, "el anti", que de una vez por todas depurara la tierra de los malditos malnacidos capitalistas que devoraban al pueblo sufriente.
D. Miguel fue y vino de Roma. A Zoqueta no le quedó más remedio que emigrar a Francia para aliviar el hambre propio y familiar.
D. Miguel descubría en Roma las maravillas del mundo clásico que luego versionarían San Agustín y Santo Tomás y Zoqueta descubría en Francia que "ne compre pa" no quería decir "¿no me compras pan?" sino, "¿no entiende?".
D. Miguel vino de Roma con el intelecto lleno y Zoqueta vino pero con su estómago colmado.
Mientras que D. Miguel aprendía a odiar a Marx, también Zoqueta -aún el progresismo de aquellos años cercanos al 1968-, descubría que Marx no tenía mucho sentido, y que lo único que en este mundo solucionaba su papeleta era el dinero contante y sonante.
Mientras que D. Miguel nos quería hacer ver la decadencia de un comunismo tan idealista como irreal, Zoqueta lo dejaba bien claro delimitando todas sus propiedades adquiridas con ese dinerito contante y sonante.
Sí... no había otra cosa más impresionante y demoledora contra esas fantásticas teorías de la propiedad social, del comunismo igualitario y de la dimensión social del derecho de propiedad que ver las fincas de "Zoqueta": con colchones viejos había delimitado toda su propiedad -Privada y muy Privada- y así siguen hoy en día. Incluso, a pesar de desconocer la escritura, interpretó los símbolos que querían decir que esas tierras eran suyas y muy suyas, y con color blanco, en las puertas de su propiedad, estampaba: "Finca Pribada" -con b y con b privada-.
Para mí, más que D. Miguel, Zoqueta fue todo un Catedrático que me desestructuró todo el idealismo que sobre Marx me había construido. Ni siquiera una de las tremendistas clases de D. Miguel me hubieran producido tanta impresión como las fincas acolchonadas y "PRIBADAS" de mi muy buen amigo "Zoqueta".
Desde entonces, descubrí que el Comunismo era imposible.
7 comentarios:
Si no lo veo no lo creo.
Vaya con que nos sales hoy. Primero nos haces ver quienes han sido tus amores platónicos (San Agustín, Descartes). Nos descolocas al no decir que San Sebastián.
Y segundo, nos hablas del marxismo, leninismo, filosofía (Kant, Descartes)y comunismo.
Si la Pasionaria levantara la cabeza no te dejaría terminar asi...
Un beso, Ángel. O dos.
Yo en COU hice un trabajo sobre filosofía medieval, que era algo que se obviaba completamente... desde luego, prefería a San Agustín antes que a Santo Tomás... pero el descubrimiento para mi fue Occam y su navaja (non sunt multiplicanda entia sine necessitate)... al fin y al cabo, recoge lo mejor de la filosofía de esos siglos y empieza a poner las bases para que surja el método científico.
Y del zoqueta ese... pues qué decir, al final lo que desacredita a las ideas son los hechos, aunque suene paradójico.
Erudita entrada.
Bueno blog.
Te seguiré.
Saludos.
Yo también amé a Descartes, pero el único recuerdo que me queda es verle sentado junto a una estufa, junto al calor que necesitaba para que sus pensamientos fluyeran.
SRLTMKV... ah no, que aquí no es...
Pues nuse que te diga, cari... Tu post está muy bien, pero no me parece oportuno... El comunismo nuse, pero el que va de culo es el capitalismo, no?
Todas las ideologías vuelven, pq no hay tantas, es como la moda, y el comunismo va a resurgir con toda su fuera, te lo advierto.... pq lo que no puede aguantar el mundo es el liberalismo neocons..
Y jamás me imaginaria a San Agustín guapo,ese tuberculoso... A mi los filosofos me parece todos iguales, me convencen todos, menos Feliciano Teixeiro, claro. De Hegel que decir? que ayer le jodió el rosco al concursante de PASAPALABRAS que lo confundió con Heidegger, jajaaj
Bezos
Stulti: Sí... si no se ve, no se cree. Es increible hasta dónde puede llegar la obsesión por la propiedad privada.
Mario: Bueno, todo un revuelto con setas! jajaj!... Desde D. Miguel a Zoqueta pasando por cado uno de esos filósofos. No sé qué diría la Pasionaria... pero lo mismo se volvería a la tumba convencida de que eso del Comunismo nunca será lo que fué.
Me quedo con tus dulces besos!
HM: Guillermo de Occam. Precioso trabajo y precioso personaje. Me recuerda al Guillermo del libro de Ecco "El Nombre de la Rosa". De hecho, ese Guillermo no es otro que una imagen de Occam y su nominalismo. Sí... un filósofo interesantísimo!
A Zoqueta hay que conocerlo. Es filosofía práctica pura y dura.
Castedo Marinero: Gracias por tu visita. Paseré por tu blog!!
Bala: ¡No me líes, no me líes! Que todavía espero mi tatuaje.
Descartes, como todos, se ponía al lado de la Estufa porque en invierno hace mucho mucho frío! jajaj!!!... Pero sí: la primera verdad absoluta es que existimos ya que pensamos. ¿O no?
Thiaguín -Mentor Meus-: sí, el mundo -dicen- es cíclico o sus ideas o sus pensamientos. Pero no sé yo si ese comunismo volverá de nuevo. Quizás nos invadirán otras locuras, otras modas, otras estupideces -neoliberalismo-... pero yo y Zoqueta no estamos por el Comunismo!
Y sí! San Agustín -te lo prometo!- estaba de un bueno que ni te lo imaginas... Ni los chimos de Bel Ami estaban tan ricos como San Agustín!!!! Vamos! ¡ya quisieran ellos!!! San Agustín siempre fue mucho San Agustín... y tenía un cuerpazo im-presionante!!!! jajjaj!!!
Besos a todos!!!
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