Han anidado también en mi nueva casa. Y me ha dado mucha alegría. Esta mañana, al abrir las ventanas de mi nueva vivienda en la ciudad, me he dado cuenta que habían anidado las golondrinas en la cornisa del edificio... muy cerca de las ventanas de mi dormitorio. Me ha encantado verlas volando en un devaneo continuo de idas y venidas... en una alegría primaveral plena.
Ya anidaron hace unos años en todos los aleros de mi vivienda familiar. Y hoy en día, mi casa del pueblo puede denominarse como "La Casa de las Golondrinas" porque toda la fachada luce los estupendos nidos de barro que año tras año han ido construyendo estos animalitos a la vez que se iba engrandenciendo mi satisfacción por tenerlas todas las primaveras. Yo... que al verlas, recordaba los versos de Gustavo Adolfo Bécquer: "Volverán las oscuras golondrinas, a tu balcón sus nidos a colgar..." mientras que mi vecina Lilidra se empeñaba en que "¡eso no pué ser!" "eso es un marraneo y hay que volcarlas todas"...
No hubo manera de convencerla -en su brutalismo pueblerino- que tener las golondrinas en casa era una alegría infinita, que para mí era una satisfacción muy grande que hubieran anidado y verlas llegar el mismo día todos los años... Y es que, vuelven la semana anterior del día de San José... no fallan... indicando que ya, todo será diferente. Pero Lilidra, no se quedó convencida... y un día cuando yo venía a pasar el fin de semana me la encontré en mi casa todo dispuesta:
-¡Mira! ¡Ya traigo la vara! ¡ahora mismo las volcamos!
Y allí estaba Lilidra con su instrumento dispuesta a tirarme los nidos de Golondrina.
-¡De eso nada, Lilidra! ¡aquí no tiras ningún nido ni vuelcas nada! ¡ya te lo advierto!
-"Eres mu tonto. ¿Es que no ves el guarreo que tienen, que se cagan por tos los sitios?". -Me dijo.
-Pues, si se cagan... que se caguen. Pero mis golondrinas tú no las tocas.
-Pues si tu madre quiere, yo en cuanto tú te vayas, te vuelco to esa marranería... Ya te lo digo yo!
Ante semejante impotencia y teniendo en cuenta que para Lilidra yo soy el compendio de toda la Sabiduría que puede haber en este mundo -pues ella entiende que toda la filosofía y ciencia se resume en mi persona, que "ha leído muchismo" ... jajajaj!- me he visto obligado a lanzar un Anatema:
-Lilidra... -le dije-... ¡Ni se te ocurra hacer eso! ¡Ni se te ocurra!
-Y eso ¿por qué? ¿porque me lo mandas tú?... Pos vamos a hacer lo que tu madre diga... Porque aquí no vas a venir tú a disponer lo que te salga los cojones.
-¡Ni se te ocurra, Lilidra!. He leído en un libro oriental y hay un filósofo muy importante que dice que a todo aquel que tire y vuelque un nido de golondrinas, le vendrá una maldición enorme. A él y a toda su descendencia. Y, eso también lo dice la Biblia en un capítulo del Deuteronomio... así como el Profeta Jeremías. Incluso lo pone en el capítulo VI del Apocalipsis... Así es que... ¡Ni se te ocurra!... ¡ Si quieres que todas las desgracias vengan sobre tí... vuelca los nidos de golondrinas... ¡Que te van a venir todas las maldiciones juntas!
-¡Ay Copón! ¡Ay Virgen Santisma!... ¿cómo coño no se te ocurre decirme eso antes?... ¡Y yo aquí como una gilipollas con la vara pa atraerme toas las maldiciones del mundo!. ¡Eso se dice antes, copón! Si, es que... lo que yo digo... ¡Paices de Poveda, copón!... ¡Eso se dice antes, pijo! ¡no ves que nosotras no leemos ná ni sabemos de ná! ¡Y yo que casi vuelco los nidos, copón!... ¡Ay si me vienen las desgracias a mí y mis chicos... te doy cuatro hostias que te apaño!... ¡ale María! ¡Ahí se te quedan los nidos que yo ya no quiero saber ná de nidos ni de golondrinas! ¡ahí te apañes como puedas, coño!... ¡Mia que casi me busco yo las desgracias!.... ¡ay copón santo, copón santo, copón santo, Virgen santisma!
Y Lilidra se marchó... Desde entonces, ya nunca jamás ningún peligro ha acechado sobre mis nidos.