miércoles, 17 de diciembre de 2008

MARICA


Cuando vio como me cambiaba la expresión del rostro, salió corriendo.
Me ha encantado los nuevos paneles de Brilli-Brilli y espero que me perdone el robo a mano armada que he hecho de sus últimas fotos -a Brilli lo podeis ver enlazado a la diestra; sus paneles sobre la Ira son estupendos, hay que leerlos-. Y cuando he leído a nuestro Bruto -también enlazado y bien enlazado en dicha parte de mi blog para que podais visitarlo como manda la Santa Madre Iglesia de Thiaguín (que fue el que me incitó a iniciar estos escritos)- me ha venido a la mente aquella anécdota que acabó por asustarme.
Dicen que el ser humano puede pasar del amor al odio en cuestión de segundos, y de la Paz a la Ira en décimas del referido tiempo. Es verdad.
En aquella ocasión, he de reconocer que pasé a la Ira casi instantáneamente. No me costó ningún esfuerzo.
Cuenta nuestro amigo Bruto en su blog que era común en su Residencia de Estudiantes practicar novatadas a los alumnos de nuevo ingreso. Tema éste, el de las novatadas, que nunca me hizo gracia cuando yo llegué al internado de mis juveniles días.
He de reconocer que a mí no llegaron nunca a someterme a dichos tormentos. Quizás por mi aspecto de timidez, por mi mirada o porque llegué a parecer persona débil o quizás irascible o vengativa. No sé.
Pero aunque no tengo constancia de haber ido por allí en aquellos días soltando plumas, entiendo que una educación prácticamente femenina quizás me hizo parecer demasiado refinado en aquel mundo de brutos. Mundo en el que nunca permití que se me encasillara en nada. Nunca me gustaron los encasillamientos y cuando alguien pensaba que era domable, entonces me revestía de rebeldía hasta no más poder llegando incluso a ser soberbio.
Aún recuerdo lo que aquel formador me dijo un día cuando nos echaba la bronca a Carlos y a mí:
-A tí, Angel, ni me molesto en decirte nada. Porque eres tremendo. Te daría absolutamente igual: por una oreja te entra y por otra te sale. Puedes llegar a ser desquiciante.
En fin! Yo nunca me tuve por tal. Pero según este Cura podría sacar de quicio a cualquier persona del mundo mundial. Y he de reconocer que nunca he entendido esa definición que el Cura hizo de mi persona. Pero supongo que todo es cuestión de opiniones.
A lo que iba.
Me cambió el color de la piel, del rostro, del cuerpo; me cambió la posición del cabello -incluso del púbico-, la forma de mis uñas y la fijación de mis dientes. Yo mismo me reconozco retroactivamente -y en aquel momento- en la foto de la Ira que Brilli-Brilli nos muestra en su blog y que yo le he robado -mea culpa, segunda vez que lo digo- colocándola al inicio del panel.
Se acercó el interno y dijo insultándome:
-¡Marica! ¡eres un marica!
Yo nunca tuve problema en ser un marica o no serlo. Es más, tampoco lo había planteado ni recuerdo -como ya he dicho- soltar tantas plumas para que aquel esperpento de compañero me definiera como tal.
Fue entonces cuando la ira se apoderó de mi persona. Y él debió de verlo porque salío corriendo.
No he sido nunca muy deportista -sí ciclista- pero aunque el esperpento criticador corría, la ira instalada en mis piernas y en mi persona salió corriendo detrás del chaval.
Fue cuando la misma ira entendía que ya estaba en posición cuando me hizo subir la pierna con tal furia endemoniada que en vez de atizarle una patada en el trasero como yo pretendía, mi pie se coló entre sus piernas por detrás y le dí, con toda la ira que me dominaba, una patada en los cojones que lo dejé muerto.
Yo mismo noté que le había reventado sus partes. Y cuando la ira me hizo retroceder con toda naturalidad del lugar de donde había salído corriendo, vi que estaba en el suelo con las manos sujetando sus colgantes partes tirado por los suelos retorciéndose de dolor y entre lágrimas varias.
Entonces la Ira me dijo: ¡Que se joda! ¡A ver cuándo me llama Maricón de nuevo!
No debió de chivarse a ningún superior porque supongo que hubiera debido de enseñarle las pelotas... y claro! le daría vergüenza. Pero el chaval se quedó -me consta- retorcido por los suelos largo rato hasta que logró recuperarse.
He de reconocer que cuando la ira me abandonó, me asustó lo que había hecho. Pero he de reconocer, igualmente, que aquel Burro no tuvo nunca jamás la ocurrencia de decirme ni dirigirme nunca la palabra.
A dios le di las gracias. No merecía la pena perder el tiempo con semejante idiota.
Desde entonces, nadio osó practicarme una novatada.

martes, 9 de diciembre de 2008

La Seu




Hay muchas versiones del "Collige Rosas", del "Carpe Diem" o del "Vive la Vida". Pero la última versión, me ha descolocado los huesos. Muerto me he quedado.
Cuando viajo a Valencia, suelo ir con mi pareja a cenar los sábados por la noche a un restaurante del Casco antiguo. Y después de darnos una ligera comilona -ligera la de mi pareja, porque yo acabo por comerme mis platos, los suyos y los de los vecinos si se dejan (uno tiene siempre unas hambres devoradoras a esas horas)- suele ser común que tomemos alguna copa en algún local del Barrio del "El Carmen" que a mí tanto me gusta -esas casas semiderruidas, esas callejas oscuras y ese mundillo apaciguado y tenebroso que adquiere el barrio, me seduce mucho-.
En esta ocasión -y en muchas otras- pasamos a un pequeño local al lado de La Catedral de Valencia, llamado "Café de La Seu". Mi ínclito visitador y comentarista Brilli-Brilli, sabrá de forma certera el local de que se trata.
Pues bien. Una vez sentados y con el Agua de Valencia -una buena jarra!- en mano, acudieron al recinto dos machos ya entraditos en edad y se colocaron muy amistosamente al lado de nuestra mesa.
-¡Uy, mira! Aquí pone que el jueves primero y segundo de cada mes hay fiesta de la espuma. ¡Qué maravilla, chico! -le decía uno al otro mientras le enseñaba un papelito con dos tiazos en calzoncillos y en botas militares -sin más ropa, según vi-
-¡Ahhhhhhh! Ya! ya!... pero ¡mira!: Los terceros y los cuartos de cada mes, la fiesta es más completa; ¡fiesta naturista! ¡eso, chico, quiere decir que todo va colgando! ¡desnuditos todos! ¡fijate lo que será ver todo eso desnudo! ¡todo al aire, chico! ¡al aire!- le respondía el segundo al primero.
Mi pareja y yo sonreimos por lo bajini mientras nuestros venerables compañeros nos miraban con sonrisas picaronas al ver que habíamos oido perfectamente la conversación.
Mientras que los abuelos se traían esos devaneos y hablaban de condones y cosas varias, siempre relacionadas con el buen hacer del sexo masculino, nosotros nos tomábamos el Agua de Valencia, copa va y copa viene, a la vez que otros dos extranjeros que no hacían nada más que pedirnos constantemente fuego -fuego les daría yo! ¡fuego! jajaj!- le echaban los tejos a mi chico tomándose sus siete jarras de Agua de Valencia -menuda cogorcia llevaban ya encima los elementos nórdicos-. Pues eso, mientras en esas estábamos, he aquí que pasaron unos chavalines guapísimos por la puerta y con unos cuerpecitos elegantemente bellos y cuidados. Bien peinaditos, con todo colocadito y soltando alguna pluma para hacerse notar. Guapísimos, para qué negarlo -he ahí una referencia en las fotos que he colgado-.
Los abuelos, inmediatamente, lanzaron sus devoradoras miradas hacia la nueva carne entrante. La del local ya la tenían controlada y tras una mirada lividinosa de arriba a abajo a aquellos cuerpos esculturales, no pudieron controlar sus ansias sen y sexuales. Vamos! que yo creo que se empalmaron mientras los chavalines pasaban a su lado sin ni siquiera mirar a tan ínclitos representantes de los años treinta.
-¡No te preocupes chico!, le decía uno al otro. ¡Que éstos son muy guapos! -supongo que venía a reconocer la imposibilidad de sus deseos-
-¡Ah, sí! Serán muy guapos y estarán muy buenos, pero también se van a hacer viejos como nosotros, le contestó el otro al uno.
Yo me quedé muerto, porque rápidamente vinieron a mi mente aquellos versos de Jorge Manrique: "Nuestras Vidas son los rios que van a dar a la mar...", mientras me quedaba melancólicamente mirando a mi chico que seguía con su copa observándome con sus sonrisas amorosas. Nunca pensé que en un lugar tan liberado pudiera yo encontrar una literatura tan profunda. Ni de copas, ni con copas ni con Agua de Valencia, a uno le dejan vivir tranquilo olvidándose de la espectante muerte.
-Definitivamente, estos abuelos -le dije a mi chico- son malos, malísimos.
-Sí! Pero lo que no saben los gilipollas es que a esos chavalines les queda mucha vida por vivir.
-¡Ya!... ¡Pero no sé si eso es un consuelo! -le respondía yo-

jueves, 20 de noviembre de 2008

Cristo-fobia










Cuando Luna vió mi nueva adquisición, dijo que ella nunca jamás volvería a dormir en mi dormitorio. Bien estaba, según ella, que tuviera que dormir con una "preciosa" -según mi opinión- talla de San Juan -Un San Juanito en pelotas de pequeñas dimensiones con su culito al aire y sus partes íntimas al fresco-, pero dormir con semejante Cristo en la pared de mi dormitorio ya le parecía excesivo. No estaba dispuesta a ello. No quería ni pensar el hecho de estar plácidamente durmiento y despertarse mientras le observaba mi Precioso Cristo del Siglo XVII cuya foto adjunto y que ha sido una de mis adquisiciones favoritas en cuanto al Gitano "Cudeiro" se refiere.
-¡Ah, payo! ¡te llevas una buena pieza! ¡que te lo dice el Gitano Juan!... ¡Ay payo! Que es un Cristo mu bueno. Ques del XVII. Que te lo digo yo, que ya sabes que yo a ti taprecio mucho!- Me decía Mi Gitano mientras me vendía el Cristo.

Ciertamente, a mí el Cristo me parece precioso. Del XVII bien entrado, mi Cristo abre los brazos como si no estuviera Crucificado -y es que no lo está, dado que en el transcurrir del tiempo ha perdido la Cruz donde estaba clavado, conservando al respecto, únicamente, unos preciosos clavos de forja que todavía mantiene en sus manos y pies-. Es un Cristo abrazador, dado que, a diferencia de los Cristos Jansenistas que parecían estrechar sus brazos indicando que la salvación era para unos pocos elegidos, entresacados y escogidos, mi Cristo tiene los brazos bien abiertos para acoger a todo pecador, no pecador o todo ser viviente que se precie. Y por eso me gusta tanto. Además de por tus pies que, alargados y bien estilizados -hay que reconocer que mi Cristo está muy bueno- me recuerdan al Manierismo Renacentista más puro.

Pero el caso es que a Luna no le ha gustado nada. Y parece que incluso le da miedo. No entiendo por qué. Y claro, cuando venga por casa -es amiga de la familia- tendré que, o bien retirar mi Cristo, o bien alojarla en otra dependencia. Y no es cuestión. Vamos... que no estoy dispuesto a ello.¿Por qué? Porque ahora que estamos en plena polémica con la reirada de los Cristos, me parecería muy feo hacerle esa jugarreta a mi Precioso Cristo del XVII. Que lo quiten de los colegios, está bien. Pero yo no estoy dispuesto a retirarlo de mi dormitorio. De ninguna de las maneras.He de reconocer que en mi colegio público había unos Cristos muy discretos que siempre pasaron por tales, y he de reconocer que no recuerdo que en mi Colegio Privado Religioso hubiera Cristos Semejantes. El caso es que a mí, que hubiera o no hubiera Cristos en las escuelas, me daba sinceramente igual. No me traumatizaba por eso. Ni mucho Menos.

Y es que, siempre ha sido muy amante de lo Simbólico. Me ha encantado todo la simbología religiosa. Y por eso no entiendo esa polémica de los Cristos y su retirada así como tampoco entendería la retirada de las estrellas de David o los símbolos islámicos de las escuelas. Bueno, sí. Lo puedo entender, pero me parece una polémica un tanto absurda. A fin de cuentas, toda simbología religiosa lleva aparejada unas connotaciones históricas y culturales de los pueblos donde se encuentran. Y es evidente, que en España, los símbolos cristianos, judios y árabes son innatos a nuestra propia historia y cultura. A nuestro arte, nuestra literatura y hasta nuestra personalidad.

Por eso me parece absurdo ese empeño por retirar los Cristos de todos los sitios públicos.

No obstante, unos los retiran y otros los compramos. Y claro! personalmente me viene muy bien. Porque si no, ¿dónde hubiera yo conseguido mi estupendo Cristo del Siglo XVII?. Menos mal que alguien lo ha retirado. Así yo lo he colocado en mi dormitorio, a pesar de lo que piense Luna.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Padre Espiritual

Aquellos años y en aquel Colegio existía una figura a la cual todos temíamos en sus primeros llamamientos.
Por regla general, durante las horas de estudio comunitario, me di cuenta que un día llamaban a un compañero para que fuera a hablar con uno de los Curas.
D. Antonio era una buenísima persona. Lo cierto es que si a mí el Vaticano me otorgara el Poder de conceder la Santidad, D. Antonio sería el primero de todos los Santos del Calendario. Llegué a apreciarlo tanto durante aquellos años y en días venideros que cuando le sobrevino la muerte mi alma lloraba por dentro al pensar que ya nunca podría mantener esas charlas ni observar aquella sonrisa cariñosa y protectora. Cura a la desacostumbrada usanza, D. Antonio, tras estudiar en Comillas y ordenarse Sacerdote, se largo a París recorriendo media Francia a la vez que perfeccionaba su estupendo francés siendo cura obrero.
Y tras su llegada a España y dado su dote para trabajar con la juventud y adolescencia, le otorgaron el cargo de Padre Espiritual en el que fuera mi Colegio, además de profesor de diversas materias -francés, latín, griego...- y tutor de cursos varios.
Y, como Padre Espiritual que era, D. Antonio ejercía su cargo con toda la dedicación del mundo.
Yo temía que llegara el momento, porque, según decían, D. Antonio te sentaba en una mesa camilla y allí mismo te exorcizaba mientras un brasero te calentaba tus piernas por debajo en honor al infierno que podría abrirse si tu lengua mentía a sus delicadas preguntas.
Llegado el día, recuerdo el toquecito en el estudio:
-¡Angel! Te llama D. Antonio. ¡A su habitación!.
¡Dios! Seguro que el infierno se abría de par en par al entrar en el recinto... y ya veía yo a D. Antonio haciéndome hacer examen de conciencia rigurosa mientras mi corazón latía rápidamente a un ritmo casi insoportable.
Llamé tímidamente a la puerta, y una voz grave me decía desde lo profundo del averno:
-¡Pasaaaaaa!
Fue entonces cuando D. Antonio me sentó en aquella mesa camilla. Y, para mi sorpresa, aquello no era tan doloroso como todo el mundo decía. Sencillamente, D. Antonio comenzó una conversación cualquiera -Te gusta Mecano, me han dicho! (me dijo)- y desde Mecano y Ana Torroja se inició una conversación de lo más agradable.
-¡Dios! -decía yo para mis adentros-. Seguro que ya queda poco para que me pregunte si me masturbo. ¡Seguro!... Al menos, todos dicen que lo pregunta. Si me pregunta eso, me muero. ¡Que no me lo pregunte, Dios Mío! ¡que no me lo pregunte! ¡que me muero!
-¿Y qué tal en tu pueblo? -Decía D. Antonio.
-Bien!
-Me cuentan que eres bastante tímido. ¿Es cierto?
-Sí, D. Antonio.
-Ah! También sé que te encantan los libros de arte. Tienes mi permiso para mirar mi enciclopedia y mi historia del Arte. Sabes que no a todo el mundo le está permitido. Hay muchos desnudos.
¡Ya! ¡ahora sí! -me decía yo- ¡Ahora seguro que me pregunta si me masturbo. Y si pienso en Chicas o en Chicos... y le tendré que decir que siempre pienso en Chicos... ¡dioooosssss! Y si no se lo digo, se va a dar cuenta... Miento tan mal, que seguro lo nota en mi mirada. ¡Seguro! Y cuando se entere de que pienso en Chicos, además de fulminarme por tocármela, me va a gritar por ser tan Maricón Perdido. Y se enterarán todos los curas... eso si no me colocan el San Benito: ¡aquí está el Maricón de la presente promoción!... ¡dios! ¡que no me lo pregunte!... ¡que yo me escapo del colegio! ¡aunque me tueste a hostias mi padre bendito! ¡que no me lo pregunte, dios mío!
-Es bonito contemplar el cuerpo humano, no obstante -seguía D. Antonio- y hay que tener capacidad para ello. Confío en que, a pesar de todo, puedas hacerlo. Contemplar sanamente el arte, me refiero.
-Sí, D. Antonio. Sí... me gusta mucho el románico.
-Ya. Por eso tienes permiso.
Esos ojos penetrantes me estaban desnudando por dentro. D. Antonio sabía que esperaba la pregunta maldita y sabía que me moría por dentro. Siguió mirándo a mis ojos y después de una larga y cariñosa sonrisa, me dijo:
-Ya puedes irte. ¡Recuerda!. No has de ser tan sensible ni tan tímido. Has de saber controlar todo lo que llevas dentro.
¡Vale! D. Antonio... procuraré seguir sus consejos.
Siempre he tenido la duda de saber si D. Antonio me conocía tan profundamente por dentro.

martes, 18 de noviembre de 2008

Luisma


Luisma era total.

Cuando llegué al internado, yo vivía en la más absoluta de las necedades en cuanto a la estética de Marcas se refiere.

Fue entonces cuando conocí a Luisma. No era el prototipo de chico con el cual yo tuviera mucho en común. Al parecer, sus padres habían determinado ingresarlo -como si de un enfermo mental se tratara- en el internado para reformar su conducta.

Guapo, atractivo y cargado de cientos de buenas marcas en sus polos, zapatillas, pantalones, calcetines y calzoncillos, Luisma fue todo un descubrimiento para mí.

En sus años anteriores había estudiado en un Instituto Público donde, cargados sus bolsillos de billetes muchos, había intimado con todos las personajes más influyentes del lugar y había dedicado, pues, sus inquietudes a la vida licenciosa sin pegar ni golpe en cuanto a sus estudios de Bachillerato se trataba. Sus padres tomaron cartas en el asunto, y al año siguiente fue a dar con sus lindos huesos y sus estupendas marcas en el supuesto riguroso internado, donde, una vez más, Luisma empezó a tratarse con la gente que él, según sus cánones monetarios, entendía que era la de más alta brillantez; o sea, con los que más marcas lucían.

Por eso; yo, que hasta el momento no sabía qué eran unas Zapas "naiq", una camisa "barberris", un pantalón "levis 501, etiqueta verde, rosa, amarilla y sabe dios qué más", un polo "polo", una colonia "farenjeiz", unos calzoncillos "calvinclein", unos calcetines "armani" y una cazadora "plumas con un pollo estampado", como no sabía qué era todo eso -digo- ni los lucía, he aquí que Luisma me ignoró cierto tiempo.

Recuerdo que pasaba meses con mil pesetas en el bolsillo, bien custodiadas, mientras que Luisma sacaba unos billetes de cinco-mil que alucinabas al verlos!.

Pero claro! él mismo se dió cuenta que sus amistades lucían muchas marcas pero eran realmente imbéciles -los pijos de aquellos días no podían tenerlo todo! jajaj!-... y todavía lo recuerdo bajar por la calle del internado mirándome de reojo como interesándose por mi amistad. Había decidido que le merecía más la pena rodearse de mi presencia y de la de mis amistades que de la presencia de aquellos modelitos que lucían todo tipo de prendas caras pero que eran más tontos "que forrondón" -como decían en el pueblo- alardeando siempre de ser unos machos foráneos.

Y fue entonces cuando Luisma se pegó a mi persona y empezamos a ser inseparables en todos los sentidos. A la hora de los recreos, a la hora de los paseos semanales, a la hora de los estudios e incluso a la hora de organizar las vacaciones.

Ahí empecé a descubrir el mundo de las marcas, que nunca me han sugerido nada en absoluto hasta que vi a Luisma en Calzoncillos Calvin Klain. Fue cuando íbamos a ponernos el bañador uno de esos veranos. Yo estaba acostumbrado a calzoncillos como los que siguen:


Pero los calzoncillos de Luisma eran espectaculares. Además de guapo, lucía unos calzoncillos estupendos.

Tengo que darle muchas gracias a Luisma.

Cuando se bajó aquellos preciosos calzoncillos... descubría yo que definitivamente algo pasaba por mis organismos. Tenía una configuración genital estupenda... Toda ella bien adornada con una buena mata de pelo negro.

Definitivamente, con los calzoncillos de Luisma, aprendí que era Gay.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Su Capullo -Servus Servorum-

Lo primero que siempre encuentro al volver a mi lugar de procedencia es la susodicha estampa. Lo cierto es que la portada de la Iglesia Parroquial es muy bonita. Pero los Marqueses de Cañete -La Gran familia Castellana de los Hurtado de Mendoza- hicieron estampar en la Iglesia, que según las crónicas financiaron, el famoso escudo.
Me resulta curioso que, en un pequeño pueblo y en tiempo tan antiguo (Siglo XVI) los aldeanos tuvieran ese sentido del sometimiento papal tan arraigado. Y es que, justo en la clave del arco de entrada a la Parroquia, se talló de forma evidente un escudo Papal con las tres tiaras -representando los tres poderes del Papa (espiritual y temporal básicamente) y las famosas Llaves que todo abren y todo cierran. Y allí sigue, justo en la cuesta de entrada al pueblo, en la calle principal de acceso al mismo. Ya 500 años y el escudo -aunque un poco desgastado- sigue tan tranquilo viendo pasar el tiempo y recordándonos a todos sus habitantes los poderes supremos de todos los "Papuchos" que en la historia han sido.
Yo, personalmente, no tengo nada contra de los Papuchos, aunque he de reconocer que nunca me han resultado muy simpáticos. Y cuando hablan de ellos como Su Santidal tal, Su Santidad cual, me pongo amarillo y siempre replico diciendo que las famosas Sus Santidades -S.S.- nada tiene que ver con el sentido que actualmente se le da, sino que las Santidades de Su Santidad, o sea, las "eses" hacen referencia a "Servus Servorum", es decir, el Siervo de los Siervos; ¡vamos! el más tirao del mundo mundial; es decir, el Siervo que sirve a los que sirven...
Y claro... los beatos interlocutores no me pueden soportar.
He de reconocer que me atraganto cada vez que contemplo el referido escudito cuando llego al pueblo (o al "rancho" -como un anónimo solía denominarle-) y lo primero que veo es el famoso escudo Papal. ¡Malditos marqueses y la madre que los parió a todos! ¡bien no la metieron a todos los paisanos con el escudito!...
Eso sí! me río cada vez que lo veo al recordar a un buen amigo mío quien, en cada ocasión que salía de fiesta y se tomaba una copa de más -hechos muy frecuentes en su vida diaria- se iba a la que fuera La Plaza del Caudillo -hoy de la Constitución- y ante el referido escudo -y ante el fotografiado escudo papal, que cercanos se encontraban- se bajaba sus pantalones mostrando su estupendo culo -¡qué bueno estaba Jesús, por dios! ¡qué culo!-. En otras ocasiones enfocaba su lindo pene al famoso escudo y retirándose los escrotos, hablaba de tal forma al escudo:
-¡Tomad, capullos! -decía mientras les enseñaba dicha flor -o sea, Su Capullo-. ¡Tomad capullos, hijos de puta!... ¡Toma capullo, Papa y toma capullo, Caudillo!...
Y claro... yo disfrutaba -entre carcajadas- viendo a Jesús con Su Capullo en mano hablando con los otros dos capullos -Papa y Caudillo-.
Eso sí! Tal comportamiento no pudo soportarse en la localidad ni por su Alcalde a cuyos oidos llegó la noticia de semejante espectáculo. Fue cuando el Regidor de turno tuvo que regañar a Jesús por mostrar tan fácilmente Su Hermoso Capullo. Eso sí! Jesús consiguió que quitaran la Placa de uno de los capullos menores -la del Caudillo, que presidía la plaza-, todo por Decreto Municipal... aunque la Papal quedó allí para siempre al considerarse Monumento Nacional.
Desde entonces, ya no he tenido la suerte de disfrutar con aquel Hermoso Capullo!



viernes, 14 de noviembre de 2008

Se queda atrás.

Hoy es uno de mis últimos días en mi actual trabajo. Después de unos años aquí, he de reconocer que me cuesta desprenderme de estos muros, de este Paisaje que contemplaba cada mañana desde mi ventana. Me he levantado con toda la melancolía en mis manos y he palpado cada rincón de mis recuerdos en el lugar. Una comida de despedida, un paseo por sus calles, una copa larga y sosegada. Una larga velada nocturna. Un buen regalo. Todas mis añoranzas.
Emprendo una nueva etapa. Nuevos rostros, nueva gente. Supongo que nuevos amigos. Me va costar dejar el sitio.
Hoy emprendo una nueva escalada.
¿Alguien me acompañará en este ascenso?

jueves, 13 de noviembre de 2008

Tío Belloto




Cuando lo veíamos salir de su casa, todos le gritábamos desde las alturas:

-¡Tío Belloto! ¡Tío Belloto! ¡Tío Belloto!

El Tío Belloto fue combatiente en la Guerra Civil española y lo hizo, como no podía ser de otra forma, en el Bando Republicano cuyos milicianos ocuparon toda la zona haciendo de las suyas en el edificio. Supongo que por incultura aquella gente, devastó todo lo que encontraba a su paso y según me contaba el Tío Lucio -otro lugareño- cuando descolgaron las campanas del Monasterio y éstas se estamparon contra el suelo, el ruido en el pueblo fue tan grande que me aseguraba que a algunos les entró una sordina pasajera. Aquel estupendo metal serviría para la fabricación de artilugios de guerra a la vez que la gran cantidad de metales preciosos incautados en sus armarios platerescos-cálices, copones, patenas, cruces procesionales de oro y plata y demás elementos litúrgicos- servirían para financiar una costosa guerra. El Retablo Mayor de Dardero fue destrozado a hachazos pues en aquellos duros inviernos, el Monasterio necesitaba estufas donde calentar a los milicianos. La Biblioteca sirvió para darse un buen calentón, y cuando los libros eran arrojados por las ventanas, en el suelo les esperaba una estupenda hoguera de incunables y obras únicas que acabaron calentando sus muslos y sus traseros -es todo un lujo calentarse con un libro del siglo XIV o XV, según dicen!-.

El caso es que el Tío Belloto contemplaba muy gustoso aquellos desastres desde su bando republicano, pero lo que desconocía el Tío Belloto es que cuando el otro bando vino conquistando el territorio -conquistando o reconquistando, que eso son cosas de la historia- su futuro se iba a poner muy, muy negro. Y claro! el Tío Belloto -represaliado por el nuevo régimen- odiaba todo lo que olía a General, a Cura o a Iglesia.

Con la democracia, el Tío Belloto, ya mayor, vivía en su casa del pueblo contemplando en las alturas aquel paradójico Monasterio que volvía a tener vida -tras la destrucción- y que alojaba un Colegio Religioso.

Me consta que el Tío Belloto conspiraba como podía contra aquella institución que tenía todos los días a las alturas de su tejado -el Monasterio se alza imponente sobre el pueblo- y él mismo se ofrecía a los residentes para actos prohibidos por el Reglamento del Internado: así, cuando uno no quería que sus cartas llegaran al Monasterio, daba la dirección del Tío Belloto que muy gustosamente te las guardaba y evitaba una bronca institucional cuando el cura de turno te abría el correo y descubría que estabas teniendo una relación amorosa o que aquel que te escribía no era conveniente para tu moral, tus buenas costumbres y tu buena educación. Por eso, todos -paradojas de la vida- adorábamos al Tío Belloto, porque era como un Maquis instalado al lado del Colegio. Un Maquis que nos colaboraba en todas nuestras prohibidas andanzas. Uno podía fumar en casa del Tío Belloto, tomarse una copita en Casa del Tío Belloto o incluso, si lo deseaba, darse el lote con una buena cordera en su sofá-no con un cordero, porque el Tío Belloto no estaba preparado para la homosexualidad-. ¡Ahí estaba el Maquis del Tío Belloto!.

-¡Ya suenan los Cañones! respondía el tío Belloto a pie de Muralla. ¡Ya vienen! ¡Ya llegan! ¿No los oís? ¡Pues ya van a por vosotros otra vez! ¡Preparaos! ¡Preparaos! ¡Que ya vienen a cortaros otra vez el cuello! -decía el Tío Belloto, refiriéndose a una supuesta reconquista miliciana del edificio-


Yo no oí nunca esos Cañones, pero para el Tío Belloto, morirse fue toda una decepción, porque no tuvo ocasión de ver de nuevo a su España Comunista y Miliciana, anticatólica y anticlerical. Y cuando murió, al Tío Belloto le clavaron una enorme cruz en su sepultura -cosas del destino y de la vida-... y supongo que andará clamando por ello allá donde se encuentre y luchando por la Instauración de la Tercera República Española.

¡Menudo era el Tío Belloto!

domingo, 9 de noviembre de 2008

Billetes Inmobiliarios

-Éste te queda en 32 millones y medio de las antiguas pesetas -dijo el usurero inmobiliario-

-¿32 Millones y medio? ¿Pero usted está bien de la cabeza? Pero si es igual que el de dos dormitorios y apenas un poquito más grande! -le dije yo-

-¡Ay! -daba alaridos mi madre, experta hipotecaria- ¡Si esto es un garito! ¡no me gusta nada! ¡32 Millones! ¡de ninguna de las maneras! Pero si los baños no tienen ventana. ¿Dónde se ha visto unos baños sin ventana? ¡A ver, Sr. inmobiliario! ¡a ver! ¡dígame por dónde se van los olores!... Porque claro... un baño sin ventanas, ¡pues ya me dirá usted a mí!... ¡No me gusta! ¡no me gusta! ¡no me gusta! ¡esto no!

-¡Mamá, tranquila, que todavía no lo he comprado! -dije yo, resignado y ejercitando una paciencia infinta-

-¡Ni lo vas a comprar! ¡esto es una garito!.

-¡Señora! -dijo el inmobiliario promotor-: ahora mismo los baños se construyen casi todos sin ventanas. El arquitecto los diseña así y todos los baños que hacemos son sin ventana.

-Pues... ¡ya me dirá usted por dónde se van los olores!... ¡en mi vida he visto yo unos baños sin ventana! ¡que no! ¡esto es un garito! ¡esto es un garito! ¡esto es un garito! ¡32 millones por un garito de 71 metros cuadrados!... ¡y qué armarios más pequeños! ¡pero si en esta habitación no cabe una cama! ¡esto es una estafa! ¡una vergüenza! ¡impresentable!. ¡Vámonos ahora mismo y que se quede este señor con su piso!

-¡Mamá! ¡por favor! ¡tranquilízate!

-Pero... ¿cómo me voy a tranquilizar si este Señor te quiere vender un piso con los baños sin ventana? ¡He dicho que no! ¡que no! ¡y que no! ¡Y es que no!

-Me gusta el de dos dormitorios, Sr. inmobiliaro -dije yo-. El de tres es muy caro para tan pocos metros y hay muy poca diferencia entre uno y otro para que el de dos valga 27 millones y el de tres 32 y medio.

-Mire... pues ya no puede ser. Lo acaban de vender esta misma mañana. Como no se vendía nada lo pusimos en una inmobiliaria... y esta misma mañana lo han vendido.

-Desde luego -dije yo-. No tengo suerte para nada.

-¡Pues ahora mismo nos vamos! ¡Un piso con los baños sin ventana! ¡dónde se habrá visto cosa semejante! ¿Pero es que usted se piensa que van a poder vender un piso sin ventanas en los baños? ¡Usted está loco, Sr. promotor! -gritaba mi madre-


Y así, entre alaridos, discusiones y disgustos transcurren mis actuales tristes días. Menos mal que mi chico me ha sacado de esta rutina.

Por cierto: ¿alquien quiere uno de esos billetes?
Foto cedidas por jahh/jahhy Burbujas De Deseo

lunes, 3 de noviembre de 2008

INTERMEDIO


Ha llegado el momento. Hoy es el último día. Pongo fin a la conexión desde la que fuera mi casa. Echo el cerrojo, o estoy a punto de echarlo. Es lo que tienen los traslados laborales: uno se acostumbra y cuando tienes que trasladarte, no sabes dónde empaquetar tantos recuerdos.
Me resulta difícil dejar atrás seis años, pero hoy es el último día que estoy entre estos muros. Termina una fase, y comienza la siguiente.
Lo he empaquetado todo, lo he ido trasladando todo. Hasta el mínimo recuerdo. Las paredes han quedado blancas y frías. Sólo un ligero color amarillento sugiere la presencia de mi chico en ella fumando como una chimenea. Por lo demás, en esta casa he hecho el amor gustosamente y he disfrutado de mi chico apasionadamente. Es lo que más siento. Cuando la deje, me llevaré los recuerdos de su cuerpo desnudo acariciendo cada rincón de mi piel. Cada cajón de su cocina fue una noche de pasión para mí y una nueva lección en mi inexperiencia.
Ahora empieza una nueva fase. Una nueva búsqueda. No sé dónde voy a colocar tanto trasto, tanto chisme y todas mis antigüedades. Por el momento, estos días y por la fuerza estaré un tanto desconectado de internet. Hasta que encuentre un nuevo enchufe.
Espero encontraros pronto por aquí o reencontraros de nuevo cuando vuelva.
No quiero perderme ninguna fiesta en mi ausencia y, cuando tenga la mínima ocasión, volveré a vuestro encuentro.
Esperemos que sólo sean cuestión de algunos días. Mientras tanto, un beso.

jueves, 30 de octubre de 2008

Thiago

Pues eso.

Yo no puedo permitir que Thiago (http://elblogquethiago.blogspot.com/ ) se lo crea tanto por muy "Mentor Meus" que sea. Y he decidido mostrarles mis "All Stars" -como las llama él en su estupendo blog-. Son más bonitas que las de Thiago -¡dónde va a parar!- ya que su color amarillo da mucho más estabilidad a mis lindos pies.

Las compré en un gran centro comercial y mis buenos euros que me costaron. Mi pareja se puso a morir cuando vio que adquiría semejante producto. Él, que es muy reticente a estos colores tan chillones, no soporta vérmelas colocadas en mis extremidades. Pero yo, chico colorido total y amante del amarillo -todavía conservo mi estupendo paraguas de dicho color adquirido en Valença do Miño- me lancé a por ellas desesperadamente cuando las vi en aquella gran estantería.

¡Thiago! No te lo creas tanto... que los demás también tenemos unas buenas "All Stars".

miércoles, 29 de octubre de 2008

Posiciones.

Mi atrevimiento me ha hecho, hoy, someter a una experiencia sociológica a mis compañeros de trabajo. Es curioso la diferencia que puede existir entre el varón y la hembra en cuestiones estéticas.
La estadística en cuestión ha consistido en imprimir la imagen de referencia y someterla al análisis de los machos y hembras de los sucesivos despachos. Es evidente que la imagen, además de un poco atrevida, es un tanto erótica. Yo les he dicho que era la foto de propaganda de una crema de "Baba de Caracol" -mentira la mía- y que, por lo tanto, no era para escandalizarse tanto. Que la estaban poniendo en televisión todos los días -otra mentira- y que dentro de nada la veríamos en los grandes paneles publicitarios de las autovías que dan entrada a la capital -otra mentira más-. Ante los alaridos del personal más estrecho de mi despacho, les he tenido que repetir que la baba de caracol tiene unos efectos rejuvenecedores sobre la piel y la salud corporal de las personas y que no entendía su escándalo ante una foto tan perfecta propagandísticamente hablando -y sobre todo, tan sabrosona para mí... que tanto me gusta el caracol en tomate como el árbol donde está prendido, éste último al natural! jajaj!-.

Bueno. Al grano.

Mi sorpresa ha sido que todos los varones del edificio han cogido y contemplado la foto por su posición normal: o sea, polla para abajo -tal cual manifiesta la primera foto-

Y todas las mujeres han puesto la foto en la siguiente posición para admirar su belleza:

No sé qué artefactos tendremos en nuestras cabezas, pero todo esto del cambio de posición a la hora de observar y contemplar tan linda foto me ha descuadrado totalmente. Y lo curioso es que el 100% de los hombres la han contemplado con la primera posición y el 100% de las mujeres con la segunda posición -en horizontal, pene para arriba y caracol para abajo-

Ahora... ¡vais y me decís que todo esto no es curioso!
Y yo... me quedo admirado de lo inteligente que era Freud. Increible.

Amalgama


No me he parado detenidamente a descifrar lo que dicen estos latinajos. La verdad es que cuando los descubrí me llamaron mucho la atención, porque dado el momento en el que tuve conciencia de su existencia, mis pensamientos eran otros más profanos a lo que supuestamente estas letras cuentan. El caso es que no me he detenido a traducir los textos puesto que debería, en primer lugar, ver dónde empiezan y dónde acaban unas palabras y comienzan las demás. Una tarea que me exigiría sentarme detenidamente y diccionario en mano, descubrir el misterio. Algún día, quizás. Supongo, por su mera visión, que pueden ser textos de San Pablo. Y como San Pablo siempre me fue muy desagradable, pues no he encontrado un momento de relajación para releer sus palabras.
El caso es que por esta puerta, flanqueada por las inscripciones, nos escapábamos del internado en las noches de lujuria y desenfreno -que fueron pocas-. Y claro, supongo que esas letras nos dirían: ¡Vais a ir al infierno!.
Pues llevaban razón. La vida, en muchas ocasiones es un infierno. Un infierno diario al que hay que hacer frente con unas buenas mangueras.
Hoy, después de tantos años, me he acordado de estos textos. Infinidad de personas que los leyeron ya no están. No están muchos seres queridos que las vieron. No está aquella niñez tan entrañable y aquella adolescencia retorcida. Sigo yo, y estoy convencido de que ellas seguirán más allá de mi presencia.
Hace unos días leía un texto -un soneto- en el que describiendo la fragilidad humana, el autor se asombraba de cómo una obra del hombre puede durar más que el hombre mismo. Al igual que estas letras.
¡Malditas Letras!

martes, 28 de octubre de 2008

ADRIAN

Hoy me he encontrado con el antiguo guardia de seguridad de mi trabajo. Sigue tan guapo como siempre. Y cuando me ha saludado con un efusivo apretón de manos, me ha lanzado una de sus maravillosas sonrisas. Eso unido a su cuerpo escultural y su actual estado físico -mucho más delgado-, me ha descolocado la tarde.

-¿Qué tal estás?

-Bien. Le he dicho ("¡tu sí que sigues bien!" he pensado)

-Al final, ¿te quedas o te trasladan?.

-Me trasladan; he tenido suerte. ("Pena que también te trasladaran a tí", he pensado)

-Pues me alegro por tí.

-Gracias, Adrián ("¡lo siento por no volver a verte allá donde me encuentre!", he pensado)

-¡Pues nada!, Pásate por el gimnasio antes de irte y te despides. A ver si tomamos algo juntos.

-¡Vale, Adrián! Me pasaré. ("Ya quisiera yo pasarme, pero por las duchas de tu gimnasio cuando has acabado de hacer tus deportes", he pensado yo)

¡Y yo me pregunto!... ¿por qué sigue habiendo cosas que uno puede pensar y no puede decir?

lunes, 27 de octubre de 2008

Motes


Lo mío con los Motes es imposible. Nunca puedo entenderme. Por eso, cuando voy al pueblo, acabo deprimido ante la imposibilidad de seguir una conversación vecinal. Es francamente imposible entender a los paisanos en sus conversaciones en las que constantemente se hace mención a otras personas por sus motes.
-Pos ha dicho "La Chuta" que el otro día se encontró con "La Villarejeña" y le dijo que en la casa de "La del Puti" tenían un problema mu gordo. -Decía la Chata-
-Pos no! eso es mentira. Que me lo ha dicho a mi "Zoqueta". El otro día se encontró con "Ojosdemierda" y le dijo que "El Repugnoso" había llegado de esa casa y que no pasaba ná. -Decía Lilidra-
-Pos eso no es verdá, Lilidra! -respondía "la Chata". Has de saber que "La Pimporra" vió el otro día a "La piejodura" y le dijo que "Patachicle" lo había visto tó... y bien claro te lo puede decir "El Botones"... Y si no, vas y le preguntas a "La Marota" y ya verás cómo te dice que "La Castelara" lo sabía y se lo dijo a "La pesacadera".
-Entonces, -dije yo inocentemente y muy asombrado- ¿quién tiene un puti en el pueblo?
-¡Mia que estás agilipollao! Si ya se lo digo yo a tu madre. Tu chico o se echa novia o no espabila... que será mu listo pa eso de estudiar, pero le falta un buen coño!... ¡Que no!... ¡que nadie ha puesto un puti!... ¡Que La del Puti es la Gregoria que vive debajo de "La Pitita" y enfrente de "La Moquita" pegando por detrás con "Malhuele"! ¿Tas esterao ya o qué?
-No sé, Chata!... ¿Malhuele? ¿quién es ese?
-¿Es que no conoces a "Malhuele"?. ¡Ay copón! ¡lo que yo digo! ¡que estás agilipollao! ¡Paices que no eres del pueblo! ¡paices de Poveda!... ¡Pos Malhuele es el que vive enfrente de "La Enroscá", que está casao con "La Rebolla", cuñao de "Chorizos" y vecino de la de "Torises". ¿Tas enterao ya o no?
-¿Chorizos?... ¿Chorizos... Vicente, querrás decir?
-¡Que no, copón! ¡que no! Que ese Vicente es "Vicente Bocanegra" y yo me refiero a "Chorizos" el de "Mangueras" que está casao con la chica de "La del Puti".
Y, como siempre... ¡todo acaba en un puti!. ¡Un verdadero putiferio de motes, diría yo!
-¡Ay copón! ¡no sé pa qué te digo ná! ¡Si no te enteras de ná!... ¡de ná! ¡Paices de Poveda! -gritaba "La Chata"-

jueves, 23 de octubre de 2008

Aguas Mayores/Menores


"Se prohibe hacer aguas mayores o menores en la plaza y sus galerias y echar cosa alguna que las ensucie bajo la correspondiente multa.
Son responsables de los niños, sus padres-
¿En la Villa de ... (ilegible)?"

Hablan David Guzmán (http://sdsanjurjo.blogspot.com/) y Thiago (http://elblogquethiago.blogspot.com/) de costumbres típicamente hispanas en sus blogs.
Hoy he descubierto en la plaza de esta localidad el panel medio borrado con oportuna advertencia.
Mantenido después de una restauración completa de la bella plaza, deja constancia de los hábitos nacionales allá por el año 1900.
Parece ser que era habitual -en la Plaza Mayor- encontrar residuos corporales humanos. Y el Alcalde de turno decidió acabar con susodicha costumbre.
Me llama la atención el final del bando. Parece ser que el Alcalde consagró de forma clara y contundente en esta localidad el principio del Código Civil español que establecía la Responsabilidad Civil Subsidiaria de los padres en relación a las conductas de sus hijos.

O sea... si su hijo se mea, su padre lo paga.

miércoles, 22 de octubre de 2008

Paquito "El Chocolatero"










Uno de aquellos días tuve una confrontación muy seria con Paquito. Era normal. En el fondo no nos soportábamos y el mínimo comentario daba lugar a una discusión bastante fuerte.
He de decir, mea culpa, que soy persona de discusiones duras. Y que, a veces, me cuesta atemperar el genio cuando me quitan de forma tan contundente la razón.
Pero es que Paquito era el prototipo de "angelito mimoso", pequeñito y al cual sólo pude ver un testículo durante todo el tiempo que, por razón de estudios, viajes o trabajo, estuvimos juntos. Y he de reconocer que Paquito tenía los huevos bien gordos. Al menos, aquel que yo le vi salir por un lado del bañador: blanquito, suave -eso parecía- y bien contundente. A pesar de ser tan "enano", tenía unos buenos huevos!... ¡Ya le vale a Paquito no haberme enseñado más en tanto tiempo!...
Pues sí. Paquito los tenía -los huevos- bien gordos. E, igualmente, el genio también lo tenía del mismo tamaño que sus sudodichos genitales.
Sería por esos huevos -o por ese genio- que siempre discutía con él en cualquier instante.
He de reconocer que el tamaño de mis huevos también es considerable -en cuanto al genio se refiere, claro! jajaj!-. Y con tanto huevo, pues montábamos de vez en cuando unas buenas tortillas -O sea, buenas discusiones-.
El caso es que el elemento de Paquito se enomoró platónicamente de uno de mis amigos. Pero, claro, era un amor nada erótico-sexual. O al menos, eso parecía.
Yo no sé si Paquito y David llegaron a consumar sus encuentros amistosos. Pero yo, que vivía por cuestiones de apellido -listas del internado-, en la habitación de al lado, sospechaba que allí había más que sonrisas, tocamientos amistosos y regalitos varios. Tantas visitas de David a la habitación contigua era un misterio muy bien logrado. Y siempre me quedó la sospecha de lo que había detrás de aquellos "amistosos" encuentros.
Y he aquí que un día yo dije a Paquito:
-Pues sí, Paquito. Todos somos conscientes de la belleza ajena.
-Pues lo dirás por tí. Porque yo no soy capaz de saber si un tío es guapo o no -me dijo Paquito-
-O sea, que me estás diciendo que tú ves al "Po zí" y te resulta igualito que Tony Cantó. Ves al Fary y no lo distingues de Antonio Banderas; para tí, todos los hombres son igual de feos o igual de guapos.
-Pues eso lo sabrán los gays. Yo, como no soy gay, no se distinguir si un hombre es más guapo que otro, no sé quién puede ser más guapo o más feo que yo -me contestaba Paquito-
-¡Ya! ¿Y tú piensas que yo me creo eso?. Entonces, para tí David debe de ser tan guapo como yo.
¡Pobre Paquito!... Amarillo se quedó.
NOTA: ¿Alguien pude dudar de la belleza de estos impresionantes tios de las fotos?
Pues eso! Stulti (http://nosinmicamara.blogspot.com/)! Estas fotos con escaleras van dedicadas a tí... que ¡tú sí que sabes! jajaj!!!

martes, 21 de octubre de 2008

Tajo-Segura














No me han gustado nada las declaraciones del Presidente Barreda (Junta de Comunidades de Castilla La Mancha) en las Cortes Españolas.
Y no me han gustado por dos razones. Una Personal y Otra Política.
Empezando por la más aburrida, o sea, por la política, he de decir que no puedo comprender cómo en esta España se puede defender una cosa y su contraria al mismo tiempo y por el mismo partido. Cómo se puede defender en Castilla La Mancha que el Trasvase Tajo-Segura tiene los días contados y defender en Murcia que el mismo Trasvase se mantendrá eternamente para el bien de los murcianos.
Cómo puede defender el PSOE en Castilla La Mancha la caducidad del trasvase -o sea, ni gota para los valencianos y murcianos- y defender el mismo Partido en Murcia que el trasvase nunca tendrá fin.
Cómo puede defender la patriótica Cospedal -PP- en Castilla La Mancha que hay que poner fin a la solidaridad del trasvase -ni gota para los murcianos- y en Valencia y Murcia decirles que no les faltará el agua del Júcar.
Una de dos: o todos nuestros políticos son más falsos que Judas, o nos consideran idiotas a todos los que residimos en este País. Es increible que se haga política de esta forma tan grosera y poco solidaria. Yo, Castellano-Manchego, he mantenido, mantengo y mantendré que hay que ser solidario con el tema del agua. Porque el agua es de todos, y a todos hay que repartirla. No puedo entender estas luchas tan absurdas. Y no puedo comprender esta filosofía tan "cortita" de nuestros políticos regionales.
Y, no me gustaron las declaraciones de Barreda porque suponen un ataque a mi descubrimiento sexual. Porque, pasando el trasvase relativamente cerca de la que fue mi localidad, en el trasvase descubría yo que Luis estaba muy, muy bueno pasando a ser mi fantasía sexual de tierna infancia. Algo no cuadraba. Y lo que no cuadraba era que me gustaban las piernas de Luis. ¡Qué piernas! ¡qué trasero! ¡qué pollón!... Sí!... Nos solíamos dar un baño -imprudentes de nosotros- en aquel trasvase cuando las Cortes Generales autorizaban el traslado de las aguas desde el Júcar al Segura. Para mí, aquel Decreto era un sinónimo de ver desnudo a Luis... y claro! ¡me pasaba todo el año esperando a que los leones de las cortes permitieran que viera de nuevo sus lindas pelotas!... ¡ay!... Cuando había Decreto, yo sabía que vería a Luis desnudo tal y como vino al mundo... porque, rápidamente, organizábamos una excursión para bañarnos en aquellas aguas... y cuando se desnudaba yo lo observaba con mis más pasionales deseos... Cada año estaba más rico y esas piernas se transformaban en robustos muslos. Todo crecía en Luis con aquellos Decretos... Y uno de aquellos años, descubría la enorme mata de pelo que adornaba la intimidad de su fisonomía. Desde entonces, para mí los Decretos del Trasvase eran como una película porno: Luis, con el nuevo año, estaría cada vez más impresionante y el agua que era riqueza para Murcia, era también una riqueza sexual para mí.
Por eso, me han parecido impresentables las declaraciones del Sr. Barreda. Porque, quiere quitar el agua a los murcianos y porque me quiere quitar a mí todos esos recuerdos.

¡Sr. Barreda! ¡Cómo se nota que usted no vió en pelotas a mi amigo Luis!!!

lunes, 20 de octubre de 2008

JULIVS CELTIBER



Me encantaba asomarme por estas ventanas. Estaba prohibido: el estado de los balcones era peligroso para salir de forma tan despreocupada. Pero yo las abría cuando tenía ocasión. Y me encantaba ver esos grutescos tan fantásticos. La Cruz de Santiago adornaba todos los paneles -símbolo de todo el edificio- y a su alrededor todo eran símbolos militares, guirnaldas de flores, armas, condecoraciones, pequeños sonrientes putis, monstruos medievales, serpientes venenosas, flores y pelícanos, pájaros orientales y místicos renaciendo entre plantas misteriosas... era un plateresco magnífico.
Me apasionaba admirar esos relieves que se conservaban intactos después de tantos siglos, pensar en las manos que los tallaron. Todavía se veían en ellos los rastros de un estupendo pulido y las huellas de un cincel finísimo. Las bocas abiertas enseñaban dientes perfectos; las manos, uñas increibles; los cabellos, renacentistas peinados magníficamente labrados. Era un placer para mí palpar con mis manos aquellos maravillosos miradores llenos de conchas perfectamente esculpidas, rozarlas suavemente con los dedos... y mirar el impresionante paisaje decadente de aquellos otoños en que los chopos ardían entre colores amarillos y rojos intensos... Me resultaba impresionante esos otoños tan increiblemente bellos.
Hoy, mirando desde abajo he descubierto un nuevo tesoro en esos muros. Cuando construyeron el Monasterio, de forma casual y en el trazado de un camino para el traslado del material, dieron con la perdida ciudad romana de Segóbriga. Ahí estaba enterrada y sabiamente escondida por el tiempo. Pero, ¿cómo no re-utilizar todo aquellos olvidados sillares de la mejor piedra romana caliza para elevar el nuevo edificio de la Orden de Santiago?. Así lo hicieron... Por eso, hoy encontramos en sus muros inscripciones misteriosas, como ésta que ilustra el presente panel y que hace referencia a un tal JULIVS CELTIBER -sólo hay que aumentar la 3ª foto para verlo-. ¿Una lápida funeraria? ¿una estela dedicada a un dios? ¿un recuerdo por una donación?... no sé! Pero cuando en el siglo XVI encontraron esta bellísima piedra en la Ciudad Romana de Segóbriga, no dudaron en trasladarla e insertarla en la bella fachada plateresca de ese edificio.
Hoy sigue allí custodiada entre las dos ventanas del refectorio. Fue un placer desayunar, comer y cenar junto a JULIVS CERTIBER durante tanto tiempo.

NOTA BENE: Los pueblos celtíberos según Estrabón:De los cuatro pueblos en que están divididos los celtíberos el más poderoso es el de los arévacos, que habitan la región oriental y meridional y son limítrofes de los carpetanos y vecinos de las fuentes del Tajo. La más famosa de sus ciudades es Numancia, cuyo valor se demostró en la guerra de veinte años que sostuvieron los celtíberos contra los romanos; luego de haber destruido varios ejércitos con sus jefes, los numantinos, encerrados tras sus murallas, terminaron por dejarse morir de hambre, a excepción de los pocos que rindieron la plaza. Los lusones, que pueblan la parte oriental, limitan también con el nacimiento del Tajo. De los arévacos son las ciudades de Segeda y Pallantía. Numancia dista unos ochocientos estadios de Cesaraugusta que, como hemos dicho, se alza en la orilla del Ebro. Tanto Segóbrida como Bílbilis son ciudades de los celtíberos... Posidonio dice que Marco Marcelo pudo sacar de la Celtiberia un tributo de seiscientos talentos, de lo que se puede deducir que los celtíberos eran muchos y dueños de abundantes bienes, aunque habitasen en una región tan poco fértil...

domingo, 19 de octubre de 2008

DOMUND

Hoy me he despertado muy bien acompañado. Ha saltado la radio. Y una simpática locutora, en la sección de noticias, ha recordado que hoy se celebra el "Domund". Mientras hablaba, un manotazo se ha estrellado en mi nuca diciéndome: ¡Apaga eso, melón!
El Domingo Mundial era el día en que, siendo un niño, todos salíamos con las famosas huchas recogiendo las monedas perdidas del pueblo para mandarlas a los negritos.
Mientras que yo agitaba las huchas persiguiendo a todas las abuelas que salían de misa, en plena competición con todos mis amigos para ver quién recaudaba más dinero, Aurelia adornaba todos sus abrigos de astracán con pequeñas pegatinas con un anagrama de la festividad.

-¡Niña!... no me pongas más pegatinas que me estropeas el abrigo -decían aquellas octogenarias damas-. ¡Y lo heredé de mi abuela a quien, a su vez, se lo dejó su bisabuela!... Es un astracán muy bueno y con tanta pegatina, me lo vas a estropear. ¡Venga! ¡Venga! ¡que yo ya he echado dos pesatas!... ¡ale!... ¡déjame tranquila!... ¡Ay, por dios! ¡Todos los años lo mismo!... ¡Estos curas no se cansan de pedir...!

Hoy también en la radio, he oido que sólo son necesarios 3.000 millones de euros para erradicar el hambre en el mundo.
Tres mil míseros millones de euros.
Sí... eso es difícil de recaudar por medio de una hucha. Pero no es tan difícil teniendo en cuenta que sólamente el Gobierno Español está inflando 150.000 millones de euros al sector financiero para disimular esta Crisis.
Y tres mil míseros millones de euros no es nada teniendo en cuenta los más de 800.000 millones de euros que la Unión Europea va a enchufar al sector bancario para que tenga liquidez.
Y tres mil míseros millones de euros no es nada comparado con los también 700.000 millones de euros que EEUU insuflará a dicho sector.
Y tres mil míseros millones de euros no valen nada en comparación con sólo una de las vidas humanas que se muere de hambre cada minuto por culpa del primer mundo.

A veces pienso que nos haría falta una infinita crisis... Una crisis de hambre donde no poder insuflar nada en nuestros estómagos para darnos cuenta del padecimiento ajeno. Para vivir en nuestras carnes la muerte de todos esos inocentes niños. Para darle con las huchas del DOMUND en la cabeza a nuestros ínclitos gobernantes.

¡Sólo Tres mil millones de euros!

jueves, 16 de octubre de 2008

AVE MARIA PURISIMA

-Ave María Purísima -dijo la monjita detrás del torno de madera maciza del convento.
-Eeeeeee! Sin Pecado Concebida, hermana. Mire, llamamos ayer por la tarde para decirles que vendríamos hoy a comenzar los trabajos.
-¡Ah! ¡Son ustedes!. ¡Qué alegría!. ¡Miren! ¡Voy a avisar a la madre superiora para que venga ahora mismo y les pueda atender!
De repente un ruido espantoso, martillazos secos, invadieron la portería del convento. Provenían del interior del recinto y resultaban tan desagradables que me dieron ganas de salir a la calle para dejar de oir esos angustiosos zumbidos.
Se hizo el silencio.
-Bueno, hermana. Ya veo que han comenzado las obras dentro del Convento. ¿Venimos en un mal momento?
-¡Oh no! ¡todo lo contrario! ¡todas nosotras les estábamos esperando!. Rogábamos al Señor que pudieran venir cuanto antes. Ya saben: es un trabajo que, precisamente a nosotras, nos hace mucha ilusión. Ya estábamos deseosas de acogerles en nuestra casa. Y claro! Ya hemos avisado al Padre Salvador para que les habiliten sus estancias en el Seminario Menor. ¡Allí podrán descansar tranquilamente, ahora que los muchachos se encuentran de vacaciones!. ¡Ay! ¡Gracias a Dios que ya han llegado! ¡Menos mal que nuestra Santa Madre nos ha escuchado! ¡Cuántas gracias hay que dar al Señor, siempre por medio de nuestra Santa Madre Teresa de Jesús! ¡Cuántas Gracias!... ¡Bueno! ¡como les digo! ¡voy a avisar a la Madre Priora!

¡Zas, Pum, pum, pum.... Plas, Plas, Plas... Pum, Pum, Pum!- Decía de nuevo el ruido horroroso que salía del interior del convento.

Ahí empezó mi experiencia en un Convento de Clausura. Con Permisos y Licencias Eclesiásticas, podíamos -por razón de trabajo- ingresar y movernos libremente por el Convento. ¡Toda una aventura para una persona como yo amante de las antigüedades, de las Obras de Arte y de los artilugios antiquísimos!.
No podré olvidar nunca ese día. Por el lenguaje tan peculiar de una monja de clausura carmelita y por aquellos ruidos espantosos que invadían todo el convento quitándote la Paz de aquella tarde de verano.
-¡Ay! ¡ya están aquí! Soy la madre Superiora. ¡Qué alegría, hermanos! ¡qué alegría! Les estábamos esperando. Tomen la llave y pasen a la Salita de espera. Allí tienen esperando unos zumos de limón con unas pastitas. Esperen, que yo voy para allá y allí, en el locutorio, nos vemos y puedo conocerlos a todos. ¡Qué alegría! ¡cuántas gracias hay que dar a la Santa Madre!
Otra vez el ruido. Horroroso!: Pum, Pum, Pum!!! ¡Plas, Pum, Pum!
-¿Y ese ruido, madre? ¿pasa algo dentro del convento? -pregunté yo, no pudiendo soportar más esos estruendos.
-¡Angelito! ¡no! No pasa nada. ¡Pero qué carita de ángel que tienes! ¡Ay que guapito!. ¡Tú serías un padrecito estupendo! ¿no has pensado nunca en servir a dios en el Sacerdocio? ¡Ay! ¡Con esa cara de angelito que tienes!
-Pues, mire hermana. Cada uno servimos a dios a nuestra manera. No sé... ¡quizás algún día....! -Le dije yo, con las palabras justas y sin saber qué más responder. Pero, hermana, ¿esos ruidos? ¿qué son esos ruidos?
-Nada, hijito! ¡Uy! ¡pero qué gracioso eres y qué buen curita serías!... Nada! ¡no te preocupes, mi niño!... ¡ay! Es que está muy enfermita la hermana Sor María de todas las Angustias Divinas de Nuestro Señor... y claro! Lo que ocurre!... La Madre Antonia, pues, éso!... ¡ya se sabe!... Pero no, hijito, ¡no te preocupes, que no pasa nada!. Ya avisaré yo a La Madre Antonia, mi niño! ¡Ay! ¡Pero qué carita tan dulce tiene mi niño! Si es que pareces un santito!... ¡ay! ¡qué lindo curita serías tú! ¡Y cuántas almas para el Señor procurarías!... ¡Piénsatelo, mi niño! ¡Piénsatelo!....
Nunca podré olvidar, de nuevo, otro nuevo día en aquel Convento. Había pasado ya varias semanas de trabajo en el edificio, semanas durante las cuales, y a diversas horas del día, aquellos ruidos inmundos se reproducían constantemente como un cantar desagradable que invadía cualquier estancia del enorme monasterio.
No pude creerlo. Nunca había visto cosa semajante. Uno de esos días, perdido por el diminuto patio interior pude descubrir el origen de aquellos malditos golpetazos. Se situaban detrás de una antiquísima puerta de ese claustro. Y no pude reprimir mi inquietud por conocer qué es lo que ahí dentro se ocultaba.
Cúal fue mi sorpresa al abrir la puerta y encontrarme con la Hermana Antonia con un enorme martillo de hierro macizo en sus manos. Vestida con todos los hábitos Carmelitanos -fajas, refajos y faldones, tocas y mantones-, con sus mugrientas alpargatas y su hábito remendado, estaba dando fin a un mamotreto, un cajón, una enorme caja... dios! ¡Un ataud!.
Sí... era un Ataud de listones de madera vieja, que mal clavados dejaban tres centímetros de espacio entre listón y listón. Y ensamblado, a modo de cierre, un tablón de madera recortado en forma de ataud que enganchado con unas sogas brutas que servían de agarraderos, permitían el traslado del enorme mamotreto.
-¡Uy! -me dijo la Madre Antonia- ¡angelito!... ¡ya ha descubierto usted el origen de todos sus ruidos! ¡ji-ji-ji-ji! -reía la monja-. ¿Ve como no era para tanto?... ¡A fin de cuentas, a todos nos llegará el momento? ¡ji-ji-ji-ji-ji! -volvía a reir la monja!

No pude creerlo, pero fue cierto. A los dos días y una vez terminado el monstruoso mamotreto fallecía Sor María de todas las Angustias divinas de Nuestro Señor. En su largo lecho de muerte, había estado oyendo -como era habitual en aquel convento- los ruidos que anunciaban la fabricación de su último monumento. Aquel que acojería para siempre su cuerpo mortal.

FOTO: Entrada al Convento de Carmelitas Descalzas de mi localidad: "El Karmen. Año de 1788"

martes, 14 de octubre de 2008

Otra Cena

Ya no puedo soportarlo. No me ha quedado más remedio. Y una vez más me he visto en el compromiso de acudir, a instancias y ruegos de mi primo, a una de esas cenas insoportables que suelen organizar un grupo de amigos de vez en cuando.
Al evento ha acudido un antiguo conocido, que aunque conocido, no es amigo mío. Más bien al contrario: amigo del organizador del evento, no me ha quedado más remedio que soportar sus salidas de tono a lo largo de toda una insoportable cena.
Estaba claro: homófobo por excelencia, este personaje no ha hecho más que deleitarnos, a lo largo de los sucesivos platos, con opiniones fuera de contexto y más antiguas que las porcelanas de mi abuela.
-Pues no!... yo no soportaría tener un hijo gay. Para mí sería una desgracia.
He mirado de reojo y, ante soberana idiotez, he decidido seguir con el lomo y el jamón, pinchando en las croquetas.
No así, mi primo, que tras observar al susodicho personaje, y a pesar de ser hetero y casi un sex-simbol, le ha respondido:
-Pues, ¡hombre!, no es para tanto. El que te la metan puede llegar a ser toda una aventura. Seguro que si pruebas, cambias de opinión.
-¡Como dices eso! Yo no soy maricón!
-¡Pues deberías probarlo! -le respondió el otro-. Tiene su gracia... e incluso, quizás cambiarías de pareja. Un buen negro, quizás!
Yo seguía mirando a mis croquetas, pensando en la indigestión que semejante personaje iba a procurarme... Mejor centrarme en los pinchos, porque el elemento me estaba, con sus comentarios, amargando la cena.
-¡Bueno! -dijo el elemento!... ¡ahora resulta que estoy rodeado de maricones!
-¡Hombre! -dijo mi primo-. Pues que te metan la puntita da un gustito que alucinas. ¡Te lo digo yo!
Ya no pude soportarlo más y decidí rematar la conversación:
-Pues sí! El que te la metan puede llegar a ser divino. El meterla, toda una experiencia. Y una buena polla puede llegar a ser el camino hacia la felicidad en esta vida.
De todas formas, nunca pude comprender cómo se puede ser tan macho y dedicarse a ver películas porno en el video del Colegio Mayor comprobando cómo tus amigos del alma se rascan sus paquetes mientras observan inflarse el paquete del vecino; eso sí, todos juntitos observando las enormes pollas que refleja el televisor. Eso deben de ser costumbres que todos los machos comprendeis muy bien.
-Bueno! Cambiemos de tema, ¡el tiempo esta muy bien! ¿verdad? -Dijo el susodicho personaje, amarillo por sus recuerdos estudiantiles de aquellos años en el Mencionado Colegio Mayor-
Definitivamente, ¡pena de no tener a mano una buena .... para cerrar esas bocas!

lunes, 13 de octubre de 2008

A mi vieja.

Hoy, Mi Vieja -o sea, mi compañera de trabajo- no ha podido soportar que criticara a Rajoy por su salida de tono en relación al desfile nacional del 12 de Octubre. Y, como reacción a mi comentario sobre la nueva hipocresía descubierta a nuestro ínclito líder de la Oposición, me ha dicho que tengo muy, pero que muy mala leche.
-Tú no sabes la leche que yo puedo llegar a tener, le he dicho.
Y en homenaje a Mi Vieja Preferida, de la cual ya tendré ocasión de hablar en mi blog, aquí os dejo una demostración de la Leche que yo le daba, tanto a mi Vieja como a Rajoy. Que, para el caso que nos ocupa, es lo mismo.
Pues eso!