Uno de los descubrimientos que ha supuesto para mí el blog ha sido el de poder encontrame con gente interesantísima.
Me encanta, normalmente, charlar con la gente, escuchar sus argumentos, escudriñar sus gestos, contemplar sus sonrisas, leer sus desgracias y padecimientos, alegrarme con sus felicidades. Ver, entender y complender sus argumentos. Vivir sus historias y enriquecerme con ellas. Intuir sus defectos y aprender de sus virtudes.
Es normal en el discurrir diario que uno aprenda a apreciar y querer a gente con la cual estás conviviendo. Es entonces cuando unas manos pasan a ser unas caricias cálidas, una sonrisa pasa a ser un gesto de amor y una despedida un adiós dolorido.
Pero desde que escribo el blog y participo en otros muchos con mis comentarios y lecturas me está ocurriendo algo curioso: todo esto me está generando una querencia a gente que ni siquiera conozco. Y, con tanto leerlos, están pasando a formar parte de mi vida cotidiana como si gente fuera que yo tratara en persona.
Es lo que, al poco tiempo de leer a Bruto, me fue ocurriendo.
Ayer, el autor de este magnífico Blog, me otorgaba uno de esos premios en cadena que circulan por la blogosfera. Lo cierto es que, como gran parte de esos premios y menciones, lleva por anexo una serie de compromisos: hacer mención de quien te lo concede; exponer siete rarezas de tu persona y conceder el premio a otros tantos blogueros más.
Como los dos últimos requisitos me harían comerme la cabeza intensamente, he decidido agradecer el premio de Bruto a mi manera sin atenemerme plenamente a las condiciones de la mención.
Y mi manera es hablar un poco de este blog que nos expone entre paneles culturales interesantísimos y fotos de lo más erótico, las vivencias de este chico tan intento y tan interesante.
A Bruto, porque por especial lo tengo, hemos -sus lectores- aprendido a quererlo. Quizás es su personalidad tan peculiar que nos va exponiendo en sus paneles; su habilidad para la escritura, para la literatura, para la historia; quizás es el tono amargo que nos dejan muchas de sus letras y de sus vivencias. Quizás sea el deseo de haberlo podido tener a mano en muchas ocasiones para infundirle un ánimo y abrazo. Quizás sea por esa habilidad suya para salir adelante encauzando los problemas, superando los terraplenes de la vida y los baches de la existencia. Quizás sea por su sensibilidad tan formalmente correcta o por su humanidad contenida, pero lo cierto es que, a todos los que lo leemos, nos gusta encontrarle en sus palabras y sentirlo resolver los problemas con los que todos nos enfrentamos en ocasiones.
Porque, a pesar de ser un blog enormemente íntimo y personal en el que encontramos -en ocasiones- experiencias amargas, no deja de ser un blog que infunde optimismo y alegría. Es gratificante ver al autor exponer sus situacines diarias en las cuales podemos reflejarnos muchos de sus lectores y encontrarnos con sus sentimientos más íntimos y profundos en un auto-análisis personal e íntimo; y lo es porque, a pesar de las situaciones conflictivas que nos expone, siempre sabe descubrir las notas agradables de la vida que se encuentran ocultas en terrenos pedregosos.
Es curioso descubrir a Bruto asesinando los malos sentimientos y vencedor de las tentaciones más humanas, muchas de ellas justificadas. Y es sorprendente leer sus conclusiones después de paneles quizás "desgarradores" -pues sólo él puede juzgar así sus vivencias- y descubrir cómo de las situaciones más inverosímiles y duras, puede hacer renacer plenos sentimientos puros.
Me alegra que Bruto se haya acordado de mí a la hora de otorgar sus premios; y me alegra a sabiendas de que el mío es un blog que no lo merece.
Quizás el premio es lo de menos, Brutus... A los que te leemos nos alegra más presentir una sonrisa en tus labios. Ese es el mejor premio.
Y Bruto me pide que exponga alguna de mis rarezas. Como pudieran ser muchas, expongo unas cuantas:
-Me pongo nerviosísimo cuando veo a alguien fregar los cubiertos o los platos derrochando agua. No puedo soportar ese derroche innecesario.
-Cuando duermo sólo, no puedo evitar mirar debajo de la cama y dentro de los armarios. Nunca he encontrado otra cosa diferente a pelusillas y ropa -en el armario-. No ocurre así cuando mi chico está conmigo... es entonces cuando duermo plácidamente.
-Amo a mi gato como a mí mismo. Aunque el destino nos haya separado.
-Tengo la piel tan blanca que en mi último viaje a Ibiza -y mi chico me odió por ello- me quemé nada más salir del hotel y no pude ir a la playa en ocho días.
-Odio ver saltar el aceite en una sartén. Me saca de mis casillas.
-Me encantan las antigüedades. Y uno no es nada antiguo. Me sorpende la cantidad de cosas que yo sacrificaría por la conservacioón de una obra de arte... quizás demasiadas.
-Si pudiera desterraría el coche de mi vida. Conducir es uno de los peores males que nos ha deparado la existencia.
-Soy bastante tímido. Aunque muchos digan lo contrario.
Y en cuanto a otros blogs a quienes concedería el premio... eso hay que pensarlo! jajajaja!... No terminaría este panel.
GRACIAS BRUTUS.