lunes, 16 de abril de 2012

La X

La X.
Llevo unos días dándole vuelta a la famosa "X". ¡Ya!... ya sé que hay que actuar con la cabeza fría y nunca tomar decisiones en momento de calentura. Pero lo del Obispo de Alcalá ha sido el colmo de los colmos. 
Y hoy me he tenido que enfrentar, sin dilatarlo más, a la "X".
Y es que, uno no puede estar tranquilo ni es su Comunidad de Propietarios. Así de claro.
Y es que, mi Comunidad de Propietarios no es muy "liberada" que digamos. Hasta el momento sólo he tenido dos momentos libertarios desde el tiempo que llevo residiendo en ella. Sobra ahora recordar que la Piscina no tiene duchas comunitarias... con lo cual, cuando uno baja a darse un baño, el agrado se limita al agua misma porque ni antes de entrar en ella ni al salir de ella, uno tiene un momento de "contemplación" digno de ser relatado; es decir, que no hay gran material en mi Comunidad... y si lo hay, bajan a bañarse en el momento en que uno no está. Claro que, con lo raro que soy yo para bañarme -a partir de las siete de la tarde, no antes- no me extraña que la Piscina esté vacía y no contemple ningún bello maromo.
Así es que, dos han sido los momentos de "contemplación" que he tenido en este tiempo: el Primero, el que suele acaecer durante el verano en la terraza del patio interior, donde un maromo bien puesto se pasea en bolas animándome la vista y enloqueciendo mi mirada hasta que aparece su esposa a colgar las bragas en el tendedero (¡por favor! ¡eso no se cuelga!). El segundo, el descubrimiento de un maromito que reside en el cuarto y que sube y baja con su barbita recortada mirándome inocéntemente cuando coincidimos en el ascensor.... ¡en fin! ¡todo queda en una mirada!.
Pero, lo último y para mi Penitencia durante esta Cuaresma ha sido el encontrarme con un cura subiendo y bajando... ¡un cura en el ascensor!... Y... ¡dios mío, qué cura!... ¡más mariquita que Marujita Diaz!. Y es que a uno no le pueden dar esos soponcios cuando llega a casa.... Yo creo que es una estrategia eclesial para catequizarnos visualmente... o quizás, un espía de Roma que se ha enterado que vivo por allí... o más bien, del mismo Ordinario del Lugar que me ha puesto un espía al enterarse que me consta que lleva bragas de ganchillo.  
Pero, ahí está el cura, subiendo y bajando el ascensor y haciendo gasto... como no podía ser de otra forma en un cura: haciendo gasto a la Comunidad.
Y es que, el personaje es tal, que unido al cúmulo de observaciones eclesiales en cuya meditación me encuentro inserto estos días con la Puñetera "X" de la declaración de la Renta, es tal -digo- que su aparición -junto con otras experiencias empíricas y junto con las declaraciones del Obispo de Alcalá- ha servido para cambiar la "X" que yo marcaba filosóficamente en la casilla de la Iglesia a la de "Asuntos Sociales".
Porque, en mi situación indagatoria no he podido dejar de contemplar fíjamente al cura: delgado, con su barbita de dos días, ropa ajustada a lo "mariquita", culo prieto y purito fino en mano (que ha encendido al salir fuera del edificio, naturalmente). Saca el móvil -yo me paro discretamente a observar al elemento-, lo mira (un móvil de última generación, naturalmente. No uno barato y discreto como llevamos todos), toca sus teclas mariquitamente hablando y muy fino él. Mete el móvil en su bolsito (de cuero fino y muy elegante, cual damisela diociochesca), remueve por sus bolsillos y saca una esbelta llave (más grande que una inglesa) con llavero incluido. Se para. Da una calada a su purito gay. Exhala el aire. Mira para un lado y para el otro buscando su coche. Lo encuentra y caminando como una "Señorita de Avignon" se dirije tiernamente a él. Yo pensando: será un 205, o un forito como el mío... ¡copón!... Se dirije a un Audi. Lo mira. Le limpia el polvito que hay en el espejo tiernamente con su mano. Lo abre con la llave inglesa de plata y entra elegantemente recogiendo su paquetito entre los pliegues de su ajustado pantalón.
¡Y que nos den por culo al resto de los mortales!... ¡Eso es pobreza evangélica!... ¡alucinante y vergonzante!. Y los demás, como gilipollas- a marcar la X en la Casilla de la Iglesia.
Así es que... Hoy he puesto fin a la tradición. Y he marcado la X en "Asuntos Sociales"  hasta nuevas circunstancias.


PD. Eso es lo que está ganando el Obispo de Alcalá.