viernes, 30 de abril de 2010

Te lo dije, Thiago


Te lo dije. Y no me hiciste caso. Y es que no se puede ir así por la vida: Culo veo, paja que me hago.
Mira el resultado de tu alteración permanente: te han puesto una multa. Por tu descontrol.
Hay que aprender a contenerse. Y tú no estás por la labor.
Desde luego... lo tienes muy merecido.

jueves, 15 de abril de 2010

Una hora tienes de vida






Siempre fue un misterio dónde estaban sus huesos.
Lo cierto es que por las circunstancias de la vida, uno ha vivido casi siempre a la sombra de este Autor medieval. Por eso, creo, siempre me han gustado enormemente sus versos.
Por nacimiento, a lo lejos, desde mi niñez contemplaba el Castillo donde fue herido de muerte Jorge Manrique en una Batalla contra el marqués de Villena defendiendo los derechos sucesorios de Isabel la Católica frente a la Beltraneja.
Mucho más tarde, mis estudios se focalizaban en el lugar de su enterramiento. Sus huesos estaban en algún lugar del edificio y nadie sabía dónde. Las distintas reformas del antiguo Monasterio, habían olvidado los restos de tan estupendo autor. Pero allí siempre rosonaban sus palabras. Aquellos versos dedicados a su padre, D. Rodrigo -también enterrado en el mismo edificio- resonaban por todas las estancias. Incluso en el comedor, la imagen de la muerte a la cual cantaba el autor siglos antes, presidía la ceremonia de todo desayuno, comida y cena. ¡Recuerda! -decía, ¡tú que pasas por aquí, reconsidera estas palabras: no perdono a nadie!.
Más tarde, mi primer trabajo se desarrollaba en el lugar de infancia de Jorge, donde su padre había campeado y residido, desde donde D. Rodrigo -al cual dedicaba sus tristes versos- había gobernado la Orden de Santiago.
Nuestras vidas son los ríos que van a dar en la mar,
que es el morir:
allí van los señoríos
derechos a se acabar
e consumir;
allí los ríos caudales,
allí los otros medianos
y más chicos:
allegados, son iguales
los que viven por sus manos
e los ricos.
Este mundo es el camino
para el otro, qu'es morada
sin pesar;
mas cumple tener buen tino
para andar esta jornada
sin errar.
Partimos cuando nascemos,
andamos mientra vivimos,
e llegamos al tiempo que feneçemos;
assí que cuando morimos,
descansamos.
Eterna consideración tardomedieval, tan actual. Y preciosa música la de Amancio Prada, que reconsiderando esa tradición literaria, recupera un tema en la misma línea. Simplemente estupendo.

miércoles, 14 de abril de 2010

Bertoni, Bertoni, ¿Por qué me haces ésto?


Bertoni, Bertoni... ¿Por qué eres tan "mariconi"?
¡Ay Bertoni! ¡Ay Bernoni! ¡cómo se os ve al plumero debajo de esas sotanas!
¿Cómo puede decir esas cosas, un señor/señorita que anda por la vida con faldas y a lo loco? ¡Ay Bertoni! ¡Pero qué mariconi!.
Porque hay que ser "mariconi" para identificar Homosexualidad con Pederastia. ¡Ay Bertoni!
¿Sabes que al curita de la Catedral le gustan ya maduritos? ¡Sí Si, Bertoni! Es extraño ¿no?... al curita le gusta follarse entre papeles y legajos a los jovencitos-maduritos. Porque, amigo Bertoni, eso de trincarse al guapete de turno que pasa por dicho monumento entre Bulas y Concesiones reales del siglo XII tiene mucho morbo. Incluso a mí me encantaría tener un affaire -no contigo, desde luego, ni con el curita catedralicio- entre esos legajos... ¡Ay! ¡con lo que a mí me gustan las antigüedades y no tengo ese privilegio! ¡Claro que lo mismo me puedes dar una Bula Papal! Que todo lo puede la Santa Iglesia... ¡Ay Bertoni! ¡pero qué "mariconi"!
O sea... que Homosexualidad es igual a Pederastia... ¡pero qué morro tienes Bertoni!... ¿Y tú tienes el atrevimiento de hablar de esos temas? ¿Vosotros? ¿aquellos que habeis hecho la vista gorda en los cientos de casos de pederastia de vuestros curas? ¡Bertoni! ¡Pero qué "mariconi"!
No teneis decencia, ni conoceis la vergüenza. Ni sois dignos de Respeto... ¡Fíjate si te digo, Bertoni! sois dignos de ser escupidos de la boca de dios por vuestra tibieza, por vuestra complacencia con los delitos sexuales de vuestro Clero.
Bertoni... ¡pero qué mariconi!. Más te hubiera valido cerrar esa estulta bocaza antes de pronunciar tan "poco intelectuales" palabras. Porque, además de hacer gala de vuestra hipocresía, haceis gala de vuestra ignorancia.
¿Qué tiene que ver, Bertoni, Homosexualidad con Pederastia?... Bien harías, Bertoni, en preguntárselo al archivero...
¡Ay Bertoni!... mentes como la tuya son Pederastas por inmadurez, por ignorancia, por vulgaridad y por estupidez. Abusadores de los más inocentes por vicio y por fornicio. Eso es el pecado: abusar de la inocencia... ¡Eso! A lo que estais acostubrados en las sombras de las sacristias protegidos por vuestros templos.
¡Claro que vuestros curas son Homosexuales y Pederastas!: porque se revisten de pederastia por no saber ni poder ni querer vivir su homosexualidad. Acuden a la inocencia para perpetrar sus crímenes. A los débiles, para ocultar sus tendencias. A los inocentes para tapar sus vergüenzas.
¡Ay Bertoni! ¡Mariconi, mentiroso y lengua biperina!
¡Ay de vosotros sepulcros blanqueados!

sábado, 3 de abril de 2010

Llorando nos postramos.



NUM. 78 CORO FINAL

Llorando nos postramos

ante tu sepulcro para decirte:

descansa, descansa dulcemente.

Descansad, miembros abatidos,

descansad, descansad dulcemente.

Vuestra tumba y su lápida

serán cómodo lecho

para las angustiadas conciencias

y lugar de reposo para las almas.

Felices, son tus ojos

que se cierran al fin.



Como siempre, ha sido magnífica. Una vez más la Semana de música Religiosa de mi ciudad ha interpretado esta obra. Y, una vez más, ha sido todo un placer escuchar los coros tan increiblemente interpretados.


La Pasión según San Mateo (en alemán Matthäuspassion) BWV 244 es una pasión oratórica de Johann Sebastian Bach. Presenta el sufrimiento y la muerte de Cristo según el evangelio de San Mateo. Con una duración de más de dos horas y media (en algunas interpretaciones incluso más de tres horas), es la obra más extensa del compositor. Es una obra central de la música clásica europea (Hubert Parry la ha definido como el más rico y noble ejemplo de la historia de la música sacra).


Siempre me ha resultado fascinante. Es de las obras de Bach que más me gustan. Y muy propia en estos días. Junto con La Pasión según San Juan, del mismo autor, constituyen una creación básica en todo amante de la Música clásica.

Y entre los magníficos coros, me encanta el final, el 78. Cuando lo pronuncian, cuando lo cantan, me acuerdo de todos aquellos seres queridos que ya no están conmigo, que duermen y descansan dulcemente. Tanta gente que ha pasado por mi vida y que ahora ya no están. Es el epitafio perfecto: "descansa, descansa dúlcemente".