Cuando Luna vió mi nueva adquisición, dijo que ella nunca jamás volvería a dormir en mi dormitorio. Bien estaba, según ella, que tuviera que dormir con una "preciosa" -según mi opinión- talla de San Juan -Un San Juanito en pelotas de pequeñas dimensiones con su culito al aire y sus partes íntimas al fresco-, pero dormir con semejante Cristo en la pared de mi dormitorio ya le parecía excesivo. No estaba dispuesta a ello. No quería ni pensar el hecho de estar plácidamente durmiento y despertarse mientras le observaba mi Precioso Cristo del Siglo XVII cuya foto adjunto y que ha sido una de mis adquisiciones favoritas en cuanto al Gitano "Cudeiro" se refiere.
-¡Ah, payo! ¡te llevas una buena pieza! ¡que te lo dice el Gitano Juan!... ¡Ay payo! Que es un Cristo mu bueno. Ques del XVII. Que te lo digo yo, que ya sabes que yo a ti taprecio mucho!- Me decía Mi Gitano mientras me vendía el Cristo.
Ciertamente, a mí el Cristo me parece precioso. Del XVII bien entrado, mi Cristo abre los brazos como si no estuviera Crucificado -y es que no lo está, dado que en el transcurrir del tiempo ha perdido la Cruz donde estaba clavado, conservando al respecto, únicamente, unos preciosos clavos de forja que todavía mantiene en sus manos y pies-. Es un Cristo abrazador, dado que, a diferencia de los Cristos Jansenistas que parecían estrechar sus brazos indicando que la salvación era para unos pocos elegidos, entresacados y escogidos, mi Cristo tiene los brazos bien abiertos para acoger a todo pecador, no pecador o todo ser viviente que se precie. Y por eso me gusta tanto. Además de por tus pies que, alargados y bien estilizados -hay que reconocer que mi Cristo está muy bueno- me recuerdan al Manierismo Renacentista más puro.
Pero el caso es que a Luna no le ha gustado nada. Y parece que incluso le da miedo. No entiendo por qué. Y claro, cuando venga por casa -es amiga de la familia- tendré que, o bien retirar mi Cristo, o bien alojarla en otra dependencia. Y no es cuestión. Vamos... que no estoy dispuesto a ello.¿Por qué? Porque ahora que estamos en plena polémica con la reirada de los Cristos, me parecería muy feo hacerle esa jugarreta a mi Precioso Cristo del XVII. Que lo quiten de los colegios, está bien. Pero yo no estoy dispuesto a retirarlo de mi dormitorio. De ninguna de las maneras.He de reconocer que en mi colegio público había unos Cristos muy discretos que siempre pasaron por tales, y he de reconocer que no recuerdo que en mi Colegio Privado Religioso hubiera Cristos Semejantes. El caso es que a mí, que hubiera o no hubiera Cristos en las escuelas, me daba sinceramente igual. No me traumatizaba por eso. Ni mucho Menos.
Y es que, siempre ha sido muy amante de lo Simbólico. Me ha encantado todo la simbología religiosa. Y por eso no entiendo esa polémica de los Cristos y su retirada así como tampoco entendería la retirada de las estrellas de David o los símbolos islámicos de las escuelas. Bueno, sí. Lo puedo entender, pero me parece una polémica un tanto absurda. A fin de cuentas, toda simbología religiosa lleva aparejada unas connotaciones históricas y culturales de los pueblos donde se encuentran. Y es evidente, que en España, los símbolos cristianos, judios y árabes son innatos a nuestra propia historia y cultura. A nuestro arte, nuestra literatura y hasta nuestra personalidad.
Por eso me parece absurdo ese empeño por retirar los Cristos de todos los sitios públicos.
No obstante, unos los retiran y otros los compramos. Y claro! personalmente me viene muy bien. Porque si no, ¿dónde hubiera yo conseguido mi estupendo Cristo del Siglo XVII?. Menos mal que alguien lo ha retirado. Así yo lo he colocado en mi dormitorio, a pesar de lo que piense Luna.