Paseando por mi ciudad, hoy he fotografiado una de las inscripciones más curiosas que he encontrado en ella.
Se encuentra en el Palacio episcopal o Residencia del obispo: gran edificio iniciado en el siglo XII aprovechando restos de algún antiguo palacio musulmán -todavía se pueden leer en sus muros las inscripciones árabes que lo decoran y que fueron descubiertas a raiz de una de las restauraciones practicadas en el mismo-, reformado en el Renacimiento y más tarde en el barroco hasta quedar tal cual lo conocemos hoy.
Se trata de un palacete enorme donde además de residir el Obispo de la diócesis se encuentran parte de los archivos diocesanos y parte de las oficinas de la Curia episcopal.
Puedo aseguraros que, a pesar de su aspecto señorial, vivir en este palacio no debe de ser nada cómodo -sobre todo en invierno- dadas sus enormes estancias con techos altísimos y sus fríos y húmedos muros -muchos de ellos destartalados-.
Pero lo que más me ha llamado siempre la atención ha sido la inscripción que se encuentra a la entrada del recinto. Debajo de un estupendo escudo episcopal -escudo del obispo que supongo mandó reformar el edificio en el siglo XVIII- se lee en una preciosa escritura tallada: RELICTURO SATIS.
La Traducción -y ahí está nuestro amigo Bruto para precisarla, confirmarla o corregirla- debe de ser más o menos: "PARA EL QUE HA DE ABANDONARLO, ES BASTANTE".
Y claro, yo, espíritu existencialista, me he quedado encantado con estas palablas. Me han parecido de una lucidez increible porque se supone que es una llamada de atención para cada uno de los obispos que tuvieran la ocasión de habitar el edificio. Es como si el rótulo viniera a decirles o recordarles que un día abandonarán el edificio -referencia a la muerte- y que dado que un día han de morir y salir de ahí, dicho edificio y residencia es suficiente y bastante para bien vivir.
Pues eso... quizás es un buen lema para los que acomodados en una plácida existencia, podemos disfrutar de la vida cómodamente. RELICTURO SATIS.