
Este verano está siendo muy ecuménico para mí. Porque más que una convivencia es ecumenismo lo que yo estoy viviendo y eso que ya me queda un poco lejos el tiempo aquel en que yo me encontraba más absorto en las ideas religiosas y ahora mismo únicamente me queda un rastro etéreo de la teología de la que, en otros días, fui más conocedor.
El caso es que, por unas colaboraciones extralaborales en trabajos ajenos a mi actual ocupación, estoy teniendo ocasión de convivir en algunos momentos con un Ortodoxo y con un árabe. Yo, Cristiano, Católico, Apostólico y Romano de toda la vida -aunque según mis planteamientos filosóficos bastante laxos que diría Benedicto-, me quedo asombrado cómo, al final, gran parte de las conversaciones que se plantean derivan al tema religioso. A mí me resulta un poco aburrido el tema, porque a estas alturas entiendo que da lo mismo un dios que otro. Pero a estos chicos les seduce el plantemiento que los demás tenemos de estos temas y contínuamente sale a relucir tan espinosa cuestión que yo procuro tratar de forma poco integrista.
-Eso, Mariano, hay que hacerlo poniendo el tornillo por detrás sin dañar la decoración delantera. (le digo yo al Ortodoxo Mariano)
-¿Ah sí?, ¿y cómo voy a poner eso así si es imposible? -contesta.
-Pues para dios no hay nada imposible, Mariano. Ya lo dijo el Papa -que lo que dice el Papa es Palabra de Dios- (le digo yo cachondeándome, claro) en su encíclica "Laborem exercens": Si no sabes poner un tornillo, no eres buen hijo de dios.
-Pues... ¿a mí que me importa vuestro Papa?. Yo no obedezco al Papa de Roma -dice el Ortodoxo, fiel a su doctrina-
-Pues muy mal -le repito yo-, porque mira como Mohamed presta reverencia al Papa de Roma y pone el tornillo donde debe. Se nota que es un buen Cristiano.
-¡Ehhhhhhhhhhhh! -dice el morito Mohamed- ¡de Cristiano nada! ¡yo soy Musulmán! Y Cristo es sólo un profeta.
-Mariano -digo al Ortodoxo-: No hagas caso al morito porque con esto del Ramadán está perdiendo la cabeza. ¡Anda Mohamed! toma unos kikos y un vasito de zurra que nos han preparado para refrescarnos la tarde.
-¡De eso nada! -dice el morito- ¡que no se puede comer ni beber hasta que caiga el sol a las nueve de la tarde! Además... ¡es alcohol!.
-¡Mohamed!... ¡dejate de historias! Que la zurra lleva vino, pero eso no es alcohol. Ya lo dijo San Agustín: Ora et Labora y si puede ser... tríncate un buen vaso de vino.
-San Agustín no dijo eso -dice el Ortodoxo-: San Agustín también es Santo para nosotros y no dijo eso.
-Bueno, Mariano... tú al que tienes que obedecer es a San José María de Balaguer, que San Agustín era un tío puto que tuvo hijos y todo.
-¿Balaguer? ¿quién es ese tío?... De eso nada. Yo ni Papa ni Balaguer.
-¡Anda Mohamed! ¡ayúdame a llevar el Sagrario"
-¡Vale! ¿y qué es esta caja? -dice el morito.
-En esta caja está Jesucristo dentro, ¡salvaje!... ¿es que no lo ves? -le digo yo cachondeándome-
-Pues, Angel, perdóneme usted pero yo prefiero ser morito porque los Cristianos sois muy raros... en esta caja no cabe nadie.
-¡Anda! ¡no digas nada, hereje! Que como levante la cabeza Santiago Apóstol... te va a atizar de lo lindo.
-Pues yo no conozco a ese Señor... ¿Y qué pasa que está dormido? -dice el morito.
-Entonces... ¿eso lo pongo aquí? -me dice el Ortodoxo-
-¡Infiel! ¿no ves que estás tapando el escudo Papal?... ¡Cómo se nota que tus Papos negros no te han enseñado catecismo! . ¡A ver si vas a la parroquia y te adoctrinan como dios manda!
-Pues yo de los Curas Católicos no me fio -dice el Ortodoxo- que dicen en la tele que son gays y abusan.
-Pues mejor para tí, Mariano... ¡eso que te llevas! ¡un buen hisopo!
-No entiendo -dice Mariano.
-Mejor.